Bodart es legislador del MST Nueva Izquierda
Es sabido que Mauricio Macri deteriora todo lo público en beneficio del negocio privado. Pero cuando esa política neoliberal del gobierno porteño pone en riesgo a la gente el problema pasa de ser desidia a complicidad directa. Es lo que pasa con la sistemática ausencia de control estatal efectivo en obras y habilitaciones de la Ciudad, con su secuela de incendios, derrumbes y otros siniestros.
El año pasado en el subte, concesionado a Metrovias-Roggio, un trabajador murió electrocutado y otro atropellado por un tren, ambos por falta de condiciones de seguridad. En dos escuelas públicas, un obrero murió al caer un techo y dos maestras fueron heridas por la caída de un árbol. Hubo muertos y heridos en derrumbes en obras y demoliciones en Villa Ortúzar, Belgrano y Devoto no controladas debidamente. Y nadie puede asegurar que mañana no ocurran tragedias evitables parecidas.
En el caso concreto de Iron Mountain, la situación es más que irregular. Nuestro compañero Edgardo Castro, ingeniero, inspector de la Ciudad y delegado de ATE, denunció varias irregularidades en otro depósito de la misma empresa, en La Boca, que significan riesgo, y reclamó que se fiscalice en profundidad. En vez de atender su alerta, el subsecretario de Trabajo Ezequiel Sabor lo persigue, así como a otros trabajadores del área. Cabe recordar que el año pasado Macri intentó desmantelar el cuerpo de inspectores del trabajo, aunque finalmente pudimos impedirlo.
Si en la ciudad de Cromañón el Estado porteño no ejerce a fondo y en tiempo y forma su poder de policía, seguirá habiendo desprotección para los vecinos y los trabajadores.
Fuente: www.diarioz.com.ar
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