Fallas en las instalaciones eléctricas o imprudencias varias suelen generar incendios. Cómo evitarlos.

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Los incendios se producen pocas veces por casualidad, pero en general responden a la causalidad, y dentro de éstas se hallan las fallas de la instalación eléctrica, la imprudencia en el manejo de fluidos (líquidos o gaseosos) y la displicencia en el manejo de llama abierta. Para evitar esto, toda precaución es poca.

Entre las prevenciones, el Código de Edificación es bastante exhaustivo, pero enumeraremos dentro de éstas algunas que suelen pasarse por alto.

En los casos de utilizarse mangueras alojadas en nichos de vidrio rompible, una vez cada seis meses debe revisarse su estado, porque generalmente están resecas o en mal estado, con faltantes de boquillas o con mecanismos de cierre y apertura atascadas por falta de uso. Siempre se deberá prever dentro del volumen de agua de un tanque de reserva una capacidad adicional según muestra el esquema.

Si la decisión fue usar matafuegos, verificar su estado de carga con su correspondiente tarjeta habilitada por una firma seria y el estado de los cilindros, que en muchos casos suelen tener óxido a la vista. Se debe adecuar los matafuegos a cada caso, por ejemplo, no utilizarlos con agua en incendio eléctrico, y es importante instruir al usuario en el manejo de su uso.

En el caso de locales con afluencia de público, señalizar bien las salidas recomendando no entrar en pánico, usar las escaleras, taparse las vías respiratorias con trapo húmedo y no abrir puertas innecesarias que alimentarían la corriente de la llama. En industrias, comercios o áreas administrativas debe realizarse una vez por año un ejercicio-simulacro de evacuación de emergencia.

El comportamiento de los diferentes materiales de construcción frente al incendio es muy diverso. Existen hoy en el mercado placas de roca de yeso resistentes al paso de fuego (no ignífugas) graduadas por tiempo. El yeso es un material ávido de agua; por eso frente al ataque del fuego y ser humectado absorbe una gran cantidad que le permite defenderse.

En el caso de las maderas, éstas generan la ceniza que actúa como un bloqueador de paso del oxígeno y conforma así una defensa natural. Es frecuente ver que en una estructura maderera incendiada las cabreadas mantienen su estabilidad y su forma una vez extinguido el incendio, mientras que no sucede lo mismo con estructuras metálicas, que rápidamente se deforman y entran en colapso. Una de las prevenciones que se suele utilizar para éstos casos es recurrir a las pinturas ignífugas Entre los plásticos, se destaca el comportamiento del PVC, que no propaga llama, a diferencia de los polietilenos, que “gotean” fuego. Esto es para tener en cuenta en la distribución de cableado eléctrico, y en éste caso en particular se deberían utilizar sólo cables antiflama.

El hormigón con recubrimiento de yeso logra un mejor comportamiento ante el fuego por lo antes dicho. En la medida que éste sea más poroso, el englobamiento de burbujas de aire en su interior lo debilita, facilitando su deformación, su consecuente desblocamiento y la deformación final de las barras de acero.

Cuando el hormigón haya sido reparado mediante el uso de bandas de carbono y resinas epóxicas, es necesario saber que éstas se resienten fuertemente ante una alta temperatura y pierden sus cualidades originales.

Los muros de cerámica roja, ya sean huecos o macizos, han pasado en el proceso de su fabricación altísimas temperaturas, por lo que presentan un muy comportamiento al paso de fuego. De las carpinterías que a ellos se amuren serán más resistentes las de madera, no así las metálicas ni las de PVC por su alta deformabilidad.

En algunos casos suelen utilizarse detectores de humo y/o temperatura que actúan accionando una termocupla que libera el circuito de rociadores de techo (sprinklers), ya sean de agua o anhídrido carbónico. En el primero de los casos, los daños producidos al equipamiento suelen ser mayores que los provocados por el fuego mismo, pero el objetivo es preservar la vida.

Al realizar el mantenimiento de oficinas comerciales, bancarias, instituciones sanitarias, etc., hemos notado con qué ligereza se manejan sobre todo los riesgos de fuego eléctrico. Es harto común la utilización de “triples”, “zapatillas” o adaptadores no permitidos), cables a la vista sin encintar, o cintas adhesivas no aislantes. La mayor proporción de incendios son debidos a la suma de estas imprudencias.

El uso de garrafas en mal estado, con conexiones de goma defectuosas, cierres falseados o envases corroídos son más de lo mismo.

Con horror nos tocó ver como una ama de casa, en un fuentón, sumergía las corbatas de su esposo en solvente en el lavadero contiguo a la cocina, con todo cerrado y mientras una olla hervía en una de las hornallas. Insistimos en que no creemos en las casualidades.

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2 Comments

  1. Laura dice:

    Excelente manual, me preguntaba si no esta interesa en un intercambio de artículos, si estas de acuerdo con mi blog que es de la misma temática, Si es así no dude en escribirme, Saludos

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