Ameri, quien se recibió de médico en la Universidad Nacional de Córdoba y llegó a Corrientes en el año 1947, fue uno de los primeros neurólogos de la región y hoy luego de una larga experiencia internacional ha decidido volcar sus conocimientos en un tema que afecta la salud de gran parte de la población como es la violencia acústica (comúnmente denominada ruidos molestos).
“Sin embargo, todos sabemos que cualquier música en un boliche está a 80 decibeles mínimo por eso siempre digo que el que concurre a esos lugares es un sordomudo porque no habla ni escucha”.
Luego explicó que esto es fácilmente demostrable porque “en la consulta médica para saber si una persona tiene su oído normal siempre se le hace escuchar sonidos de 20 decibeles y cuando no lo puede detectar es porque tiene algún problema. Casi nadie que asista a un boliche o tenga la costumbre de escuchar música a alto volumen puede percibir este tipo de sonidos, lo que implica que tiene un cierto grado de hipoacusia (sordera).
Posteriormente informó que el oído no solamente sirve para oir sino que también cumple un papel fundamental en el equilibrio y la seguridad. “cuando se daña el tímpano una persona puede perder el equilibrio y caerse con frecuencia”, subrayó.
Por otro lado, aclaró que “el no dormir de noche por propia decisión o por voluntad de terceros a causa del ruido es gravísimo para la salud y provoca hipertensión arterial, colesterol (aumento de grasas en las arterias) y daños cerebrales como alteración de la memoria, parálisis facial, migraña y disminución de la capacidad intelectual”.
“Una persona que no duerme de noche, reacciona mal, se vuelve neurótico porque su cerebro está perturbado”.
Más adelante y en relación a una consulta comentó “fuera de Corrientes, no conozco otro lugar en el mundo donde se permita actuar a un grupo de cumbia en una casa de familia que no reúne las condiciones acústicas necesarias para que el ruido no salga y afecte a terceros”.
En el último tramo de su conferencia, arrojó una cifra escalofriante “en el mundo hay 38 millones de sordos y un gran porcentaje de ellos se debe a la música a alto volumen, la pirotecnia y al sonido de las motos con escape libre”. Finalmente se refirió al rol y la responsabilidad del estado “no es posible reducir enfermedades como la hipertensión y el colesterol, si primero no se ataca el ruido”.
Fuente: www.momarandu.com
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