Controlar el nivel de ruido en una obra todavía no es una obligación del constructor . Sin embargo, tomar algunas medidas que contribuyan a mejorar la convivencia con los vecinos puede resultarle beneficioso. Con una mínima inversión se pueden crear barreras acústicas que reduzcan las molestias para quienes viven cerca de la obra y para los que trabajan en ella.
“Si bien las normas vigentes en Buenos Aires no exigen informes de impacto acústico para las obras ordinarias, monitorear acústicamente las diferentes tareas e intermediar con el vecindario evita conflictos inútiles con las consecuentes pérdidas de tiempo y dinero en peritajes y juicios ”, explica el arquitecto Alejandro Badanian, especialista en acústica.
Las obras en construcción no están alcanzadas por las disposiciones de la Ley 1540/04 de Control de la Contaminación Acústica de Buenos Aires, que establece un registro de actividades potencialmente ruidosas que se deben someter a control.
No obstante, esa misma ley divide la Ciudad en siete áreas de sensibilidad acústica para las que fija niveles máximos de ruido para el día y la noche (60 y 50 dB respectivamente para un área residencial). Camiones, retroexcavadoras, generadores o sierras, superan los 70 dB durante su funcionamiento.
“La construcción de edificios es equivalente a una fábrica a cielo abierto, es evidente que se provocarán molestias al vecindario, pero se puede minimizar su impacto”, señala Badanian. Y agrega: “El nivel de ruido es distinto para cada etapa de la construcción debido a los trabajos y maquinaria que se emplee”. El movimiento de suelos, el hormigonado y las terminaciones son algunas de las tareas más molestas .
Una de las medidas más simples para mitigar el ruido en la obra es el uso de maquinaria y equipos en buen estado y privilegiar los motores eléctricos . Además, disponer las fuentes del ruido, como compresores y generadores, lo más alejados posible de la zona de trabajo. Una pantalla de fenólico o envoltura plástica alrededor de la maquinaria puede bloquear el ruido.
Los encierros acústicos deben resistir las inclemencias del tiempo y brindar un aislamiento suficiente para que el sonido que la atraviese no se sume al que es difractado. También se puede revestir el interior con un material absorbente. Otra de las recomendaciones para bajar el ruido es preparar armaduras fuera de obra o usar guillotinas y tijeras en lugar de sierra o esmeril. Por último, se recomienda planificar horarios y avisar a los vecinos antes de realizar tareas muy ruidosas.
Por: PAULA BALDO
Fuente: www.clarin.com
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