Luis Venanzi expresa: “Vivir en la zona céntrica de La Plata es un desafío a la tortura de soportar todo tipo de ruidos molestos. Los vehículos, encabezan la lista, donde una desagradable sensación es la que se comienza a sentir desde las seis de la mañana con caños de escape libres por doquier, bocinas ruteras y de las otras, aceleradas innecesarias, gritos de los que vuelven de sus trasnochadas y la descarga de camiones, agreden insoportablemente a aquellos que desean dormir un rato más. Pareciera que como ellos ya se han levantado, los demás debiéramos hacer lo mismo o soportar esa parafernalia de ruidos de elevada intensidad. La cosa prosigue así todo el día y el reparto de mercaderías a cualquier hora también, con enormes camiones pululando por la ciudad, hormigoneras incluidas, ómnibus que con larguísimas aceleradas y espesas nubes de humo negro invaden nuestro endeble oxígeno. A las ocho de la noche desaparecen todos los controles de tránsito y !oh! casualidad, a esa misma hora también termina el horario del estacionamiento medido”.
Fuente: www.eldia.com.ar
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