Ruidos en el subte – No sólo causan problemas de audición

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En los tramos de la línea C de subterráneo que unen Retiro con Constitución, los ruidos son tan molestos que son parte de los malos recuerdos de los usuarios. «Cuando el vagón toma las curvas, el roce del metal de las ruedas con el de los rieles supera realmente el límite de tolerancia humana: ese sonido agudo es tan ensordecedor que te queda en la cabeza durante segundos. Y ese sufrimiento se ve en la cara de la gente», relató con disgusto Carlos, un vecino del barrio de Belgrano, a la salida de la estación Lavalle.

Pero los efectos de los ruidos y las vibraciones que se perciben en los vagones no sólo producen malestar auditivo. Pueden causar también náuseas, mareos, nerviosismo, estrés o agotamiento, entre otros, según un estudio que se presentará mañana en el II Congreso Internacional de Acústica, en la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref).

La medición, realizada con dos equipos (sonógrafos) de alta calidad por estudiantes de segundo año de la carrera de Ingeniería de Sonido, para la cátedra Acústica y Psicoacústica, de la Untref, demostró que los niveles de ruido durante los 12 minutos que dura el viaje entre estaciones cabeceras no superaban los 90 decibeles (dB) que acepta la Organización Mundial de la Salud (OMS) para una exposición que no supere los 15 minutos.

Pero el equipo dirigido por el profesor Florent Masson registró también picos de ruido a lo largo de las ocho estaciones de la línea C de entre 106 y 114,5 dB, principalmente en los tramos Independencia-San Juan y San Martín-Lavalle (ver infografía). Las fuentes principales son el frenado, la estructura del vagón, las ventanillas, la rodadura, la apertura-cierre de puertas y la alarma.

Es por eso que los paneles absorbentes instalados en ciertas zonas del túnel no son de gran ayuda. Al analizar la frecuencia de esos ruidos, el equipo comprobó que se trata de frecuencias bajas (de entre 20 y 63 Hz) y concluyó que «los paneles no resultan del todo eficaces, sobre todo por el tipo y la forma de colocación».

Para Masson, la primera medida por tomar sería mejorar el mantenimiento de los vagones. «El ruido y las vibraciones aparecen por las deformaciones de los rieles, el roce de las ruedas con los rieles, la gran cantidad de butacas sin tornillos y ventanas con burletes en mal estado. Todo eso disminuiría si se trabaja sobre esas fuentes del problema», dijo. Propuso, por ejemplo, enderezar los rieles deformados, ajustar los tornillos sueltos y hasta considerar la instalación de aire acondicionado para evitar abrir las ventanas.

Según una escala del 1 al 10 («extremadamente ruidoso»), el 61% de poco más de 250 usuarios frecuentes de la línea C calificó el ruido del subte con 8 o más, mientras que apenas el 15% le asignó menos de 6 puntos. El 78% dijo creer que el ruido estaba afectando su salud y el 70% aseguró que, por lo menos, les produce irritabilidad y estrés.

Dado que el efecto auditivo es acumulativo y la OMS fija en los 70 dB el nivel máximo de exposición tolerable para el oído humano durante 24 horas, aun los 88 dB promedio durante un viaje en subte pone en riesgo la salud auditiva. «Este trabajo me abrió los ojos -dijo Sebastián Ausili, coautor del estudio con Nicolás Urquiza y Pablo Margaretic-. Aunque Buenos Aires es una de las ciudades más ruidosas del mundo desde hace tiempo, comprobamos que a la mayoría eso le molesta. La ley que rige la contaminación acústica en la ciudad no tiene más de 6 años y aún no existe una que reglamente esa contaminación en las estaciones y los vagones. Evidentemente, se necesita un avance de la ciencia acústica en el país y la concientización sobre lo que estos contaminantes pueden provocar en las personas, los animales y las edificaciones.»

Para el ingeniero Alejandro Bidondo, coordinador de la carrera de Ingeniería del Sonido en la Untref y del congreso, que comienza hoy, «este estudio es un excelente punto de partida» para crear una base de datos sobre la salud de los maquinistas, la exposición de los pasajeros y el tipo de materiales que se están usando para el revestimiento de los vagones y el túnel. «Debemos empezar a poner la atención en estos temas», insistió.

289 – Millones de usuarios por año

Según la CNTR, alrededor de 1 millón pagan el boleto de subterráneo o del premetro porteños por día.

98% – Percibe ruido en el subte

El equipo de la Untref halló que el 83% de los usuarios considera que es difícil conversar durante el viaje.

Por Fabiola Czubaj
Fuente:  www.lanacion.com.ar
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