2007 – Los controles empezaron sobre camiones. Y ahora les tocó a los colectivos, que son objeto de quejas habituales de los vecinos por los fuertes ruidos que hacen en las calles porteñas. Ayer, las inspecciones confirmaron esa sensación: el 44% de los ómnibus que revisaron superaba los nuevos límites de contaminación sonora fijados esta semana por el Gobierno porteño, en base a la Ley del Ruido de 2004.
En las inspecciones se usa un decibelímetro para detectar las emisiones sonoras y un opacímetro, para medir el humo. La nueva tabla de ruidos fija en 100.3 los decibeles máximos para el motor y 94 para el caño de escape en vehículos de más de siete años. Y para los más modernos es menor: del modelo 2006 en adelante sólo se toleran 90.7 en el escape y 93 en el motor.
En Medio Ambiente ayer precisaron que hasta tres decibeles por encima del máximo, la sanción es la multa, y por encima de los tres decibeles, se coloca una faja de interdicción. Es decir que el vehículo no puede circular y debe ir al taller para reparación. Para volver a circular debe pasar una nueva inspección.
Según la Organización Mundial de la Salud, 70 decibeles es el nivel máximo tolerable de ruido y equivale al sonido de una alarma. A partir de los 90 decibeles (una sirena) se empieza a sentir dolor.
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