Los problemas en los contrapisos, tanto en el suelo natural como en las azoteas, se producen por una concepción equivocada de su función. Se cree erróneamente que éste debe ser una estructura resistente, cuando sus funciones básicas son aislar térmicamente y dar pendiente hacia los desagües.
Pero punto débil de los contrapisos es el agua en la mezcla. Un error habitual es empastar fuertemente la mezcla de los contrapisos con mucha agua, de forma que la misma queda sumamente dura y compacta. Lo correcto es ponerle la cantidad mínima indispensable de agua como para que se produzca la reacción química. Así se consigue una mezcla más flexible que permite la dilatación dentro de la propia masa del contrapiso. Otro detalle a tener en cuenta, es hacer la carpeta y el contrapiso simultáneamente para no usar luego un puente de adherencia. Así se evitan las tensiones tangenciales entre dos elementos de diferentes espesores y módulos de elasticidad. Además, conviene hacerlas con cal hidráulica y no aérea y tampoco se recomienda utilizar cemento por su alta contracción de fragüe.
Los contrapisos en ningún caso se deben apoyar tabiques sin importar el ancho, el espesor y la carga que transmitan.
El síntoma inequívoco de que hay una falla en el contrapiso es que los solados se inflan y se levantan. En casi todos los casos, el problema se debe a su falla de ventilación y a su ejecución altamente compactada.
La solución consiste en proveerle una buena ventilación. Como es inevitable tener que levantar el solado para arreglarlo, la opción más recomendable es hacer canales de ladrillos huecos en trencito, espaciados cada tres metros y que crucen toda la superficie de un muro al otro, rematando en una rejilla de ventilación.
Con esto se consigue que la humedad del contrapiso migre del medio más denso (el contrapiso macizo) al menos denso (el hueco del ladrillo). Esta patología puede presentarse sobre el suelo natural o en azoteas, ya que los contrapisos intermedios no suelen ser afectados. Si es en una azotea, una opción muy efectiva es recurrir a los evaporadores estáticos, que se instalan cada 36 metros cuadrados, aunque con el inconveniente de obstaculizar la transitabilidad de la terraza. El evaporador consta de un marco de cemento, un pequeño techo de chapa y un sombrerete, en los que genera una circulación de aire que absorbe y elimina la humedad. Tanto en la azotea como sobre el suelo natural, el arreglo se complementa colocando entre el contrapiso y la losa de hormigón una barrera de vapor consistente en una membrana multicapa o manta de polietileno.
En cuanto a las carpetas, en sí no suelen presentar patologías. Su función específica es nivelar el contrapiso para colocar solados o membranas, y cuando tienen problemas manifiestan una falla más profunda, como una dilatación del contrapiso, de la losa de hormigón o de ambos. Entonces, la carpeta se craquela por subpresión. Hay que demolerla para proceder a deshumectar el contrapiso como se indicó.
Las patologías más habituales en estos pisos son los “craquelados”, las microfisuras, las fisuras y las grietas, los fuertes desniveles entre paños y las fallas en las juntas de dilatación. Los craquelados se deben generalmente a una humectación fuerte del contrapiso, en ese caso se deberá extraer la humedad a través del método ya indicado.
Otro posible motivo de fisuración es la existencia de una sobrecarga muy fuerte ya sea puntual o uniformemente repartida sobre un contrapiso seco, pero apoyado sobre un terreno de media o baja capacidad portante. En ese caso se verán depresiones tipo valle acompañadas por elevaciones en forma de cresta. No tiene sentido en estos casos rehacer el piso de cemento alisado sino se recalza el sustrato. En la mayoría de estas situaciones se hace necesario remover el contrapiso, ejecutar una subrasante compactada con suelo cemento o suelo cal de unos 0,20 m, colocar una manta de polietileno de 200 micrones y luego rehacerlo con poca agua de amasado. Dejar ventilar para terminar con cemento alisado.
Para obtener un buen resultado se deberá trabajar en paños no mayores de 12 m2 y en lo posible en anchos no mayores de 1,50 m que es la distancia a la que el operario puede llegar con la llana metálica para fratasar la superficie.
Es muy importante la ubicación de las juntas de dilatación y, en el caso de separar los paños con flejes, es ahí donde se deberá materializar la junta.
La ejecución de este piso tiene algunas condiciones básicas que hay que respetar. En primer lugar saber que el espesor va a oscilar entre 50 mm y 70 mm, que deben llevar una malla de hierro del 4,2 o del 6 (si es galvanizada mejor), y que el dosaje estará dado por una parte de cemento, 1,5 partes de arena tamizada y cuatro partes de piedra partida Binder. En el agua de amasado, que debe ser la mínima posible, se puede incorporar un hidrófugo y un ligante acrílico. Al final se espolvorea sobre la mezcla aún fresca de algún endurecedor de superficie resistente a los ataques químicos.
Los problemas de los pisos pueden deberse a la subpresión generada por fallas en la barrera hidrófuga horizontal o a problemas del propio material o su colocación. En ambos casos, la única solución es reemplazar las piezas dañadas. Los pisos de baldosa de azotea absorben el agua de lluvia, rocío o lavado por su mayor porosidad. En el invierno, el agua absorbida y convertida en hielo, tiende a expandirse, formando exfoliaciones y descamado. Cuando se dilata el conjunto del techo (losa, contrapiso y baldosa), las juntas de unión se comprimen hasta quebrarse, y la baldosa se despega y se rompe. Para evitarlo se ejecutan juntas de dilatación cada 16 metros cuadrados, más las perimetrales.
Las cerámicas semigrés sin esmaltar, de mejor calidad no sufren helacidad por ser más compactas, pero pueden quebrarse por dilataciones del sustrato (debidas a la subpresión). Así que, además de reemplazarlas, hay que rehacer la barrera hidrófuga.
Los cerámicos esmaltados pueden presentar patologías por fallas de fábrica, por ejemplo, que el esmalte se quiebre y astille como un vidrio roto, o se desprenda del “bizcocho” a causa de impactos.
En los pisos cerámicos pueden presentar fallas por defectos de colocación. Por ejemplo, que el espesor de la capa adhesiva no sea el adecuado. Se recomienda quitar una pieza de cada ocho (antes que se seque el adhesivo) y verificar que el dorso esté untado en su totalidad, ya que suele suceder que el adhesivo esté cargado en el centro de la pieza pero no en los bordes.
Los mosaicos graníticos están conformados por una baña o bizcocho y una capa de desgaste, que se pule a piedra fina en fábrica y a plomo en obra para tratar de subsanar defectos de fabricación. El grano de mármol es atacado por la lluvia ácida o el lavado muy frecuente, dado que la mezcla del anhídrido carbónico del aire con el agua forma ácido carbónico que disuelve el calcio, componente básico del carbonato de calcio formando bicarbonato de calcio (sal soluble en agua) dando por resultado pequeños pocitos.
Estos pisos deben lavarse únicamente con productos detergentes neutros. La colocación, ya sea con cal aérea o pegamentos cola debe contemplar el espacio para juntas de dilatación cada 16 m2. En los casos de roturas pequeñas se pueden reparar con espatulado de resinas epoxi o cemento blanco con marmolina.
Las baldosas calcáreas usadas generalmente en veredas exteriores son bastante frágiles y muy sensibles a las variaciones higrotérmicas. Su colocación, sobre todo en veredas, se ve comprometida por la ausencia de juntas de dilatación y la falta de una carpeta inferior impermeable (son muy porosas y absorbentes).
En este tipo de solados los problemas se manifiestan cuando son aplicados sobre suelos engrasados o sucios, con humedad, polvo atmosférico, flojos o discontinuos. Las fallas en las uniones se manifiestan cuando, por ausencia de la masa niveladora, el sustrato rechaza al adhesivo o bien porque éste no fue correctamente aplicado. Antes de su colocación debe medirse el grado de humedad con higrómetro. Las patologías generadas por este motivo sólo son solucionables, levantando las placas o el rollo, ejecutando la barrera hidrófuga, aplicando a posteriori la masa niveladora y una vez seco el conjunto, recién recolocar.
Otro de los motivos que generan fallas de uniones, es la deficiencia en el untado del adhesivo, el cual debe ejecutarse con llana dentada. Esta situación se diferencia de las anteriores por producirse sólo en los bordes del solado, permaneciendo el resto de la placa firmemente adherida al sustrato. Las quebraduras de estos materiales son producidas por haberse apoyado los mismos sobre solados preexistentes discontinuos o desnivelados, ya que al tratarse de “membranas” de muy bajo espesor, copian las imperfecciones del sustrato.
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[…] En una cubierta plana horizontal el aislante térmico generalmente se coloca entre la losa y el contrapiso de pendiente, dejando las capas superiores expuestas a las intensas variaciones térmicas. Más tarde o más temprano, aparecen fisuras, se filtra humedad y se desprenden baldosas. […]
[…] como consecuencia del fenómeno de capilaridad que se produce en mamposterías, revoques y contrapisos (y en menor medida en el hormigón). Los materiales de la albañilería reproducen en sus […]