La capilla es la Iglesia de Fátima, ubicada en la esquina de Emilio Mitre y San Jorge de la capital pampeana, a una cuadra de la Casa de Gobierno.
La jueza Alicia Corral le aplicó una multa de 177 pesos. Y le obligó a reducir el tiempo y los decibeles. Además, sostuvo que la sanción contiene “una advertencia” para que cesen los ruidos molestos al vecindario y dijo que de otro modo la campana “será decomisada”.
“Hace un ruido infernal”, dijo Román Molín, uno de los vecinos firmantes del expediente. “Somos unos catorce o quince vecinos que nos quejamos”, explicó.
Las campanadas son emitidas durante ocho minutos. En rigor, no es un campanario, sino un sistema de sonido electrónico que cumple su función. Los primeros cuatro imitan campanadas y los otros cuatro, música de Vangelis. Suenan todos los días a las 8, 12 y 19 horas.
El cura Alejandro, de origen polaco y con una formación ortodoxa, adjudicó la multa a “la maldad, la ignorancia y a la lucha contra la Iglesia” de “un grupo de funcionarios” comunales.
“¿Qué quiere este grupo satanista? ¿Qué quiere hacer de esta ciudad, una aldea de mala muerte y retrasada? Por Dios, me indigna esta estupidez. Respetémonos, por Dios, algo de civilización”, dijo, indignado, el cura.
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