Investigadores de la Universidad de Johns Hopkins analizaron datos sobre más de 2,000 personas entre los 40 y los 69 años de edad que participaron en la Encuesta nacional de examen de salud y nutrición de EE. UU. entre 2001 y 2004. Se evaluó el oído de los participantes, y respondieron a preguntas sobre si se habían caído en el año anterior.
El estudio halló que las personas con una pérdida auditiva de 25 decibeles (calificada de leve) tenían casi tres veces más probabilidades de tener antecedentes de caídas que las que no sufrían de pérdida auditiva. Cada pérdida auditiva adicional de diez decibeles conllevaba un aumento de 1.4 veces en el riesgo de caídas.
Los hallazgos se sostuvieron después de que los investigadores tomaron en cuenta otros factores relacionados con las caídas, como la edad, el sexo, la raza, la enfermedad cardiaca y el equilibrio.
Las personas con pérdida auditiva no tienen una buena concienciación de su ambiente general, lo que las hace más propensas a tropezar y caerse, señaló el autor del estudio, el Dr. Frank Lin, profesor asistente de la Facultad de Medicina y de la Facultad de Salud Pública Bloomberg de la Universidad de Johns Hopkins.
También podría suceder que con la pérdida auditiva, el cerebro se vea abrumado ante las demandas sobre sus recursos limitados, sugirió Lin.
«El modo de andar y el equilibrio son cosas que la mayoría de personas dan por sentadas, pero en realidad son cognitivamente muy demandantes», aseguró en un comunicado de prensa de la universidad Lin, otólogo y epidemiólogo. «Si la pérdida auditiva plantea una carga cognitiva, quizás haya menos recursos cognitivos para ayudar a mantener el equilibrio y la forma de andar».
El estudio aparece en la edición del 28 de febrero de la revista Archives of Internal Medicine.
Fuente: Johns Hopkins Medical Institutions
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