La expropiación de la Confitería El Molino está cada vez más cerca de concretarse. Este clásico café porteño, en Callao y Rivadavia, cerrado en 1997, podría reabrir sus puertas si se convierte en ley el proyecto del ex senador Samuel Cabanchik, que ya fue aprobado en el Senado y tuvo dictamen favorable en la Comisión de Asuntos Constitucionales, Legislación General y Cultura y Presupuesto de la Cámara de Diputados. Y en las próximas semanas podría llegar al recinto.
El Molino reabriría nuevamente como café y será parte de un proyecto que se integrará a la manzana legislativa, frente al Congreso Nacional. El texto resuelve «declarar de utilidad pública, y sujeto a expropiación, por su valor histórico y cultural, el inmueble de la Confitería del Molino».
De esta manera, el inmueble se transferirá sin cargo al patrimonio del Congreso de la Nación. El subsuelo y la planta baja deberán ser concesionados para su utilización como confitería, restaurante, local de elaboración de productos de panadería, pastelería o cualquier otro uso afín a dichas actividades.
El resto del edificio, cuya fachada hoy luce abandonada, deberá consagrarse a un museo dedicado a la historia de la confitería, y al rol que tuvo «en el crecimiento y consolidación de la democracia argentina», según se especifica en los considerandos de la expropiación. Además, harán un centro cultural que se llamará «De las Aspas», dedicado a difundir y exhibir la obra de artistas jóvenes argentinos que no haya sido expuesta públicamente en ningún medio.
El presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Julián Domínguez, dijo que la recuperación de la Confitería del Molino «es un sueño de todos los bloques». Y agregó: «La recuperación de esta confitería sintetiza una convicción compartida desde el Congreso Nacional, desde el gobierno de la Nación y desde todos los sectores de la población que anhelaban recuperar un patrimonio histórico de un edificio que tiene que ver con la historia de la Argentina».
El edificio de la confitería fue inaugurado en 1917, con un proyecto del arquitecto italiano Francisco Gianotti. Contaba con tres subsuelos donde se producía y fabricaba la pastelería, que funcionaba en la planta baja de Rivadavia y Callao. Por sus mesas pasaron los políticos Marcelo T. de Alvear, Lisandro de la Torre, Alfredo Palacios y Eva Perón, y los artistas Carlos Gardel, Niní Marshall, Tita Merello y Libertad Lamarque, entre muchísimos otros.
Domínguez recordó parte de esa historia: «El Molino se vendió en 1978 y, al poco tiempo, quebró, al igual que otras empresas nacionales. Después se recuperó medianamente. En 1997 volvió a cerrar, y hasta el día de hoy no abrió. No es casual que, con el apoyo de todos los bloques políticos, hayamos votado la recuperación».
UNA HISTORIA CON IDAS Y VENIDAS
1917
Ese año se inauguró la confitería emplazada en Rivadavia y Callao, frente al Congreso Nacional, con proyecto del arquitecto italiano Francisco Gianotti.
1992
El gobierno de la ciudad lo incorporó al Área de Protección Histórica con el grado de protección estructural.
1997
Tras estar en declive durante décadas, este tradicional punto de reunión de políticos cerró a comienzos de este año, hasta hoy.
2005
Desde entonces, se presentaron numerosos proyectos para recuperar la Confitería del Molino, pero ninguno prosperó.
Fuente: La Nacion
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