«Por las grandes molestias que origina, la contaminación acústica tiene efectos nocivos sobre la salud, el comportamiento humano y las actividades de las personas», enumera Diego Santilli, ministro de Ambiente y Espacio Público porteño.
Los principales responsables de nuestro ruido urbano son, en primer lugar, el transporte público de pasajeros y, después, las obras en construcción.
«Unas 10.000 unidades de transporte circulan cada día en la ciudad», cuenta el arquitecto Atilio Alimena, defensor adjunto de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires. La contaminación acústica de cualquier gran ciudad aumenta si envejece el parque automotor, como pasó en Buenos Aires tras la crisis de 2001.
Los más ruidosos en la lista: las motos, las alarmas, las sirenas, los martillos mecánicos, el transporte aéreo, las estaciones de trenes y subtes, los centros comerciales, la música de bares y discotecas, y los camiones recolectores de basura, según un informe de la Fundación Ciudad, ONG que trabaja para preservar el medio ambiente y la calidad de vida urbana en nuestro país.
Y en su Guía sobre el Ruido Urbano, la Organización Mundial de la Salud (OMS) enumera consecuencias sobre las personas: deficiencia auditiva, interferencia en la comunicación oral, trastorno del sueño, efectos psicofisiológicos sobre la salud mental y el rendimiento, y también en el comportamiento.
Mientras tanto, el doctor Alberto Dodero, jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital de Clínicas, advierte: «Cuando se llega a los 90 decibeles se daña el nervio auditivo de forma irreversible». Entonces, cuidado con las avenidas con tránsito intenso (90 dB), los camiones recolectores de basura, los martillos mecánicos (100 dB) y las motos cuando aceleran (110 dB).
Según Alimena, la contaminación sonora es una violación constitucional a los derechos y las garantías de cada ciudadano. Habla del artículo 41 de la Constitución Nacional, que garantiza el derecho a un ambiente sano y equilibrado para todos los habitantes, y establece la obligación de preservarlo.
En busca de soluciones, la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), a partir de 2000, con el Programa Control Ciudadano del Medio Ambiente brinda asesoramiento jurídico gratuito a vecinos para la defensa del derecho al ambiente. Ya recibieron casi un millar de denuncias relacionadas con el ruido.
Además, desde 2009, en los cursos de manejo para tramitar el registro se incluyen contenidos de conducción ecológica para reducir la contaminación sonora y del aire.
«El gobierno porteño está elaborando un mapa de ruido que permitirá evaluar el estado de la contaminación acústica y tomar medidas», detalla Santilli.
Algunas de las posibles soluciones que la Fundación Ciudad propone son promover una cultura menos ruidosa; alentar la educación vial; ejercer efectivamente el control y poder de policía; incrementar el arbolado; reducir fuentes de ruido como las emisiones de los vehículos con motor y las maquinarias de construcción; implementar la planificación urbana, alejando las actividades más ruidosas de las zonas residenciales… «Y cumplir las normas y hacerlas respetar. Desde 2005, la ciudad cuenta con una ley de control de contaminación acústica con controles y penalidades para comercios y particulares», dice Javier García Elorrio, representante de la institución. Para eso, desde 2008 existe la Agencia de Protección Ambiental, responsable de su aplicación.
«La ciudad tiene un grave problema: las leyes contemplan los máximos decibeles aceptables para el oído humano, pero no se cumplen», agrega Alimena.
Mejor que las motos, las bicicletas. Mejor que el transporte individual, el transporte público (así disminuye el tránsito).
Hacer menos ruido: desde evitar trabajos de construcción en horarios que pueden molestar a los vecinos hasta no escuchar música sin auriculares en espacios compartidos, como los de trabajo. Lo más simple del mundo.
Para automovilistas: no tocar bocina si no hace falta; manejar con ritmo constante, acelerando y desacelerando lo menos posible; supervisar cada tanto el motor, los frenos y el caño de escape.
Plantar árboles (siempre, especies nativas). El arbolado de las veredas puede reducir hasta el 50 por ciento del ruido vehicular.
Cumplir y hacer cumplir las normas, denunciando ruidos molestos (la ley 1540 puede leerse en www. cedom.gov.ares/legislacion/normas/leyes/ley1540.html).
Para denuncias, llamar al 147 o escribir a suaci.buenosaires.gob.ar/suaci/contacto
Crear conciencia sobre el problema del ruido.
Fundación Ciudad www.fundacionciudad.org.ar 4806-8294
Defensoría del Pueblo www.defensoria.org.ar 4338-4900
Asociación Civil Oír Mejor www.oirmejor.org 4785-5432
FARN (ONG) www.farn.org.ar (011) 4312 0788
Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) 0800-333-0300
Agencia de Protección Ambiental www.agenciaambiental.gov.ar 4124-7900
Dirección General Centro Documental de Información y Archivo Legislativo (Legislatura de la ciudad de Buenos Aires) www.cedom.gov.ar 4338-3000, Int. 3001
Por Julieta Bravo
Fuente: www.lanacion.com.ar
Link: Ver Nota
¡Reciba GRATIS nuestros boletines de Peritajes Edilicios, Arquitectura Legal y Acústica Legal por email!