Fue en plena calle. En el reclamo se hizo presente la policía y el ministerio de Seguridad. ¿El Municipio? Ausente. Dijeron que «hasta defecan en nuestros portales».
Las tradicionales imágenes de bares, jóvenes transitando, risas y bullicio de la tarde de la calle Arístides Villanueva, en la Quinta Sección de Ciudad, mostraron una particular postal el martes 11 de junio a las 20: un considerable número de vecinos del lugar se autoconvocaron en la esquina de Martínez de Rosas y la mencionada Avenida para organizarse y plantear, una vez más, la problemática con la que conviven desde hace tiempo: ruidos molestos, inseguridad, malos tratos y miedo a causa del alcoholismo, el abuso de estupefacientes y los comportamientos indeseables de quienes noche a noche, se “divierten” de manera cada vez más intensa en la zona.
“Vivo en Martínez de Rosas, a pocas casas de calle Arístides Villanueva. Soy joven, pero estamos agotados. Queremos seguridad, queremos poder dormir de noche y tener salud. A causa de los ruidos molestos y los disgustos hay vecinos que han sufrido ACV, por ejemplo. En mi caso particular, tengo una hermana que tiene parálisis cerebral: ella ha sufrido convulsiones a raíz de los ruidos provenientes de un boliche que tengo atrás de mi casa. Me he presentado en la Municipalidad de Mendoza, con una carta al Intendente y un certificado médico expedido por el hospital Central acompañándola, en donde consta el padecimiento de mi hermana: nada ha sucedido”, expresa Anneris, una chica de no más de 25 años y una de las primeras que toma la palabra en esta reunión.
“El boliche al que me refiero, ubicado en Arístides entre Martínez de Rosas y Paso de los Andes, en la vereda sur, no tiene salidas de seguridad, las paredes y el techo son de chapa, y la insonorización que tiene es totalmente precaria”, cierra la joven.
El Señor Esteban Sánchez reside en calle Sargento Cabral, y expresa que “ya perdí la cuenta del número de reunión que es esta. En muchas he sido organizador, esta vez, me han invitado. Vivo entre Olascoaga y Rodríguez, una de las cuadras más ruidosas y de mayor flujo de personas de la Arístides. Nadie controla nada. Son incontables las veces en que nos hemos dirigido a la Municipalidad, y jamás nos han dado una respuesta satisfactoria. Evidentemente esto no es importante para los gobernantes municipales: ¿estarán incluidos en el negocio?”.
Odila Villa, en tanto, es una jubilada que manifiesta a viva voz que “ya no tengo miedo de dar mi nombre. Hace una década que estamos sufriendo este martirio. Además de música a decibeles desproporcionados hay droga, hay alcohol… sino no se explican ciertos comportamientos. El impacto ambiental que hemos sufrido, y sobre todo nuestra salud mental se deteriora cada vez más. Hay gente que para poder dormir debe tomar ansiolíticos. Dejan desparramado alcohol, botellas rotas que estrellan contra nuestras puertas, se escuchan gritos y alaridos de beodos a altas horas de la noche y madrugada, tocan timbres para molestar e incluso defecan en portales y palieres de complejos de departamentos. Eso sucede, aunque parezca una locura”.
“Estamos solos, pero no tenemos miedo: hay que denunciar. Queremos seguridad, y que las autoridades competentes tomen cartas en el asunto”, finaliza Odila.
“Aquí todos sabemos que hay preventores que tienen la función de cuidar un hotel que es de un intendente. Nosotros debemos bancar ruidos, problemas, afrentas y estos hombres deben estar las 24 horas allí parados. No es la casa del intendente, es un hotel. A esos hombres los pagamos nosotros, esa es la verdad.Lo voy a decir en criollo: los preventores están al p…”, expresó un hombre indignado que no quiso dar el nombre.
“Soy un comerciante, tengo un negocio y no doy mi nombre, porque temo a las represalias. Debe haber una hora límite para la parranda. Los vecinos nos sentimos desprotegidos por parte de la Municipalidad. La tarea del municipio no tiene que ver solamente con que pase un camión limpiando. Esos señores preventores no caminan por la calle, no la transitan. Están parados en la esquina de Paso de los Andes y Arístides o cuidando el hostel que te mencioné”, explicó.
Los funcionarios
El subsecretario de Diversión Nocturna, Gonzalo Sánchez, se hizo presente en el meeting y explicó que “nosotros no habilitamos ni boliches, ni bares, ni restaurantes. La habilitación es una facultad municipal. Por eso, entre otras cosas, no tenemos facultades para controlar lo que tiene que ver con cuestiones edilicias: es la Municipalidad quien debe hacerlo. Tampoco tenemos facultades en cuanto al tema de ruidos molestos, pero sí castigamos la desvirtuación de rubro: esto es, aquellos lugares que no tienen autorización y sin embargo, a cierta hora, se transforman en espacios bailables. Es el principal motivo de infracción”.
“El viernes pasado (7 de junio) hemos infraccionado a seis establecimientos de la calle Arístides por constatar que se producía baile sin habilitación municipal. Ellos tienen diez días para presentar un descargo. A partir de la ley 8296, exigible desde el 1 de marzo de 2012, el cobro de las actas de infracción ya no lo realizan los municipios del lugar multado, sino que ahora es la Dirección General de Rentas quien las cobra. Las multa es de las más graves: estamos hablando de aproximadamente once mil unidades fiscales, a $3,50 cada unidad, serían 38500 pesos. Para nosotros es fundamental que hagan la denuncia al 0800-222-0900 durante la noche, para que una vez tomada, los inspectores vengan. La infracción debe ser tomada ‘in situ’, comprobando la práctica de baile”, siguió Sánchez.
El comisario Rómulo Díaz, de la Comisaría Quinta, se apersonó también y comentó a MDZ que “el problema del que se quejan los vecinos no es el desarrollo comercial de esta calle, sino concretamente el asentamiento en el último tiempo de pubs que se desvirtúan y se transforman en boliche. En cuanto al operativo de seguridad que se despliega por parte de la policía, desde el año pasado hay una patrulla permanente en la zona sobre calle Arístides, Juan B. Justo y Belgrano, ya que merecen una atención especial”.
El comisario Rómulo Díaz.
“Se ha constatado consumo de sustancias ilícitas y estupefacientes, y también la ingesta desmedida de alcohol. Nosotros tratamos de tener una conducta sociable, pero si vemos que un vehículo está manejado por una persona alcoholizada o hay disturbios, se los procesa y se los lleva a la comisaría 6ta. Tenemos reuniones casi periódicas con los vecinos: no solo yo, sino también el jefe de la departamental, el de la distrital, y el secretario de Relaciones con la Comunidad, Alejandro Gil. Tienen nuestros teléfonos, y ante cualquier necesidad pueden llamarnos”, manifestó Díaz.
¿Qué pasa con la Municipalidad?
“El Municipio debe definir su participación. Nosotros como Ministerio de Seguridad lo que hacemos es apersonarnos, frente a la problemática de los vecinos, y trabajar para encontrar una solución. Hay cuestiones en las que podemos contribuir desde el ministerio, pero los temas más candentes que plantean, relacionados con los ruidos molestos que generan locales que funcionan como boliches pero que no estarían habilitados como tales, tienen que ver con una competencia municipal. Es importante que el Municipio de la Capital les brinde una respuesta. Tengo entendido que los vecinos están en una mediación con los locales bailables: debería ser el Municipio quien tome cartas en el asunto y establezca normas, y no exponer a los vecinos a esta situación con los empresarios”, opinó Leticia Cortese, directora de Apoyo a la Comunidad del Ministerio de Justicia y Seguridad.
“De todas maneras nosotros desde nuestros espacios, junto con la gente de Diversión Nocturna, estamos a disposición y colaboraremos en todo lo que se pueda. Si es necesario, hablaremos con el Municipio para pedirle que articule medidas y ejerza el rol que le compete en este tema”, siguió Cortese.
Fuente: mdzol
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