Hoy se cumple un año del día que Lázaro Báez decidió abrir las puertas de su chacra para desmentir que ahí tenía una bóveda. A las 22 sorprendió esperando a la prensa en su propiedad de 300 metros cuadrados cubiertos, ubicada a unos 10 kilómetros del centro que por años fue infranqueable. El misterio finalizó y el empresario investigado por lavado de dinero ofició de guía en su propia casa.
Un año después, Lázaro está imputado por lavado de dinero pero nunca fue citado a prestar declaración indagatoria, como sucedió en la megacausa del 2008 donde está denunciado por asociación ilícita.
Según Báez las denuncias perjudicaron el normal desempeño de Austral Construcciones, empresa insignia, adjudicataria en diez años de más de 54 obras en Santa Cruz por $4.500 millones y más de $1.200 millones de obras en otras provincias entre ellas Chaco.
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