Otro derrumbe en la Ciudad se convirtió en la cereza de un postre muy amargo para una familia que, por culpa de una obra lindera, vio como su apacible vida se convirtió en una pesadilla. Se trata de la casa ubicada en la avenida Díaz Vélez 4920, frente al Parque Centenario, donde nació Dolores Pérez Dorrego, protagonista de la historia. Junto a su marido, Gustavo Molina, y su madre, se vieron en la tarea de recibir a Tiempo Argentino y a cuanto medio periodístico tocó el timbre o golpeó su puerta. La historia era la misma de todos los días; otro derrumbe con características similares al resto y que da vueltas sobre la misma causa: la falta de control por parte del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
La obra que los perjudicó es la del terreno lindero, que tiene una superficie total de 1884,61 metros cuadrados y donde funcionó durante muchos años la Obra Social del personal telefónico de la República Argentina pero que, con la privatización de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel), se convirtió en un palomar.
Ayer a las nueve de la mañana un estruendo fundamentó los temores de la familia que durante el último bimestre soportó los ruidos de la demolición, liderada por Rubén Darío Torres, con registro del gobierno porteño nº 268/08. “Es un hombre muy violento y que tuvo problemas con todo el barrio”, contó Dolores
Fuente: www.elargentino.com
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