En el caso de utilizar marco de chapa de hierro y hojas del mismo material, normalmente utilizadas en aventanamientos o puertas de seguridad, la precaución a tener en cuenta es la de la protección anticorrosiva.
Es habitual que a la obra llegue este material con una pintura antióxido de poco espesor, con chorreaduras y partes sin cubrir adecuadamente. Una buena práctica sería repintar antes de colocarlas, tratándolas con fosfatizante y cargándolas con mortero de cemento («concreto» en lenguaje de obra), verificando que este llenado sea completo y que no queden espacios huecos entre el marco y el muro.
Considerando que en toda abertura en un paño de pared se generan tensiones de borde, es muy importante que se ejecute un dintel y un antepecho que sobrepase por lo menos un tercio de la luz a ambos lados de las jambas. Este procedimiento evitará las clásicas fisuras a 45 grados que se producen en los encuentros entre dinteles y antepechos con el muro circundante.
Dado que una de las patologías más comunes son las filtraciones por jambas o dinteles, se deberá tener un especial cuidado en la ejecución de antepechos tipo bota aguas y con un sellado hidrófugo continuo y efectivo por debajo del mismo. Con respecto a los dinteles se da un caso similar, se deberá prever la presencia de goterones que eviten que el agua se copie por tensión superficial entre el dintel y el muro.
Los rieles inferiores de las carpinterías en general incluyen un desagote del agua que por lluvia, lavado o condensación, se acumula.
En el momento de la llegada de la abertura a la obra se debe verificar en primer lugar que haya un desagote y, luego, mantenerlo desobstruido. En lo que respecta a los espesores de chapa, se deben preferir los de espesor BWG. nº 16 ya que la diferencia con espesores menores es mínima respecto al costo y que una carpintería amurada rara vez se cambia.
Si bien no es habitual, se pueden dar casos donde por dilatación del muro exterior la carpintería sufra un esfuerzo que la de forme. En esa posibilidad se debe prever un sellado elástico entre el muro y ésta.
Por otro lado, en las aberturas con hojas de abrir o corredizas de chapa doblada es frecuente ver que su deslizamiento o apertura se vea afectado por una mala elección de los herrajes.
En el caso de las corredizas, un defecto muy común lo constituye la pista de rodamiento. Si ésta es un pliegue de la misma chapa, la hoja al rodar arrastra la pintura y comienza la corrosión. Muchos fabricantes han optado por la colocación de un riel de acero inoxidable o bien de una varilla maciza de aluminio o bronce que mejora esta situación.
Dentro de la problemática de las hojas de abrir está la de los cierres herméticos, ya que, si se diseña un cierre de doble contacto, se debe contemplar que exista un paso de aire que permita la renovación del mismo evitando que lo haga con velocidad. Por lo cual no se recomienda la colocación de burletes.
El vidrio ofrece una superficie fría que genera condensación. Dinteles. Se deben extender por lo menos un tercio de la luz a ambos lados de las jambas. En invierno, éste fenómeno se torna una constante, pero esta situación puede mejorarse recurriendo a los sistemas de DVH (doble vidriado hermético) que, al tener una mayor resistencia térmica, disminuye o evita la condensación.
Si la opción adoptada es una carpintería colgante se debe contemplar que estos sistemas están concebidos para un determinado peso y el problema a veces pasa por equivocar el peso de la abertura que se necesita. Cuando cambia el «quilaje» cambian los sistemas de rodamiento. Hay que ser muy cautos cuando se especifica el rodamiento que va a llevar, generalmente el problema esta allí.
La plaza ofrece diferentes tipos de rodamiento: rulemanes a bolilla con llanta de nylon, grilón, y otros.
Al colgar una hoja determinamos que va a trabajar de una forma usando el clásico riel con carrito de dos o cuatro ruedas y, si se la apoya, depende del peso que descansa sobre ese rodamiento.
Vale destacar algunas patologías de diseño donde una persiana metálica exterior corrediza está montada sobre un riel de guía en la parte superior y de apoyo en la inferior, donde el peso de la hoja es tan grande que se clava en la guía arrastrando la pintura de protección.
Muchas carpinterías de factura muy simple (vidrieras comerciales por ejemplo) se fabrican con tubos estructurales, soldados eléctricamente por plasma o por soldadura autógena, a los cuales se atornillan contravidrios dobles (externos e internos) generalmente de aluminio de 10, 15 o 20 mm.
Este sistema de trabajo no ofrece patologías muy frecuentes ya que están bajo cubierta en la mayoría de los casos.
Cabe también mencionar como una referencia histórica a los perfiles laminados de doble contacto que ya no se fabrican más. Mediante combinaciones de diferentes formas (marco de pata corta, mediana, o larga, T, Z, banderola, desagüe forzado, bota aguas, etcétera) generaban cierres relativamente estancos, siendo también utilizados como soportes de paños fijos, banderolas o ventiluces. Se fabricaron también en chapa doblada con las mismas formas de la perfilería pero, al disminuir el espesor de la chapa, se corroían con facilidad pese a que el sistema de fabricación por rolado (pasaje de la chapa por rodillos continuos) ofrecía piezas más ajustadas y precisas. Usualmente se utilizaban contravidrios de madera con el consiguiente veloz deterioro por acumulación de agua entre éstos y la chapa.
En las carpinterías de tres hojas, abisagradas (una hoja abre y abate sobre la otra o abren abatiendo las dos juntas, una hoja queda sola y actúa como puerta de escape), el principal problema es el tipo de herraje que hace que una hoja cuelgue de la otra e impida accionar las hojas y se asiente la estructura. Una de las formas de evitar éste problema es aproximar más entre sí los Antepecho húmedo. Ejecutar bota aguas con un sellado hidrófugo continuo por debajo.
herrajes cercanos al antepecho o piso, dado que es ahí donde se localiza el momento flector máximo, y reforzar el tipo de herraje.
Las puertas corredizas de embutir en general no presentan dificultades salvo en el caso de que en la colocación no se produzcan encuentros de corrediza con corrediza ya que en ese caso el sistema de amure cambia. En estas circunstancias hay que recurrir a la soldadura para vincular las puertas entre sí. Sucede también que en la colocación se las fuerza comprimiendo ambas caras del cajón de chapa con metal desplegado que las conforma de modo que impiden su desplazamiento.
Las aberturas de aluminio, en sus diferentes marcas y modelos, también tienen algunos puntos críticos a destacar. Uno de ellos es el procedimiento de pasivado por anodizado. Si bien el metal se auto protege a través de una capa de óxido natural que recibe ese nombre, en fábrica se suele forzar (procedimientos galvánicos) ese anodizado logrando una interesante variedad de colores. Sin embargo, la experiencia indica que los perfiles prepintados dan un mejor resultado ante la exposición a la intemperie.
Esta perfilería abarca todas las posibilidades de combinación para la generación de aberturas y tabiques pero hay que prever que el contacto con otros metales de diferente potencial electroquímico puede dar como resultado una corrosión muy peligrosa. Es por eso que ante esa alternativa es necesario aislarlos mediante una protección de pintura o asfalto líquido.
Los elementos complementarios de estas carpinterías, como ser guardapolvos o burletes, constituyen con frecuencia uno de los puntos críticos ya que requieren un mantenimiento muy cuidadoso y tienen limitada durabilidad.
Estos complementos refuerzan la estanqueidad y la hermeticidad que, de por sí, ya el aluminio exhibe como una de sus mejores cualidades.
La madera, otro de los materiales clásicos de las aberturas, presenta las patologías comunes al material que las conforma. Se pueden usar maderas duras o blandas, según el destino y el uso de la abertura. Las primeras, usadas casi con exclusividad en marcos y bastidores, y las segundas en puertas interiores. Una de las dificultades que presentan las aberturas de madera son las secciones requeridas para su armado, que dejan, en promedio un 70 % de su superficie libre para iluminación y ventilación, contra un 85 % en el caso del aluminio o la chapa doblada.
El hecho de amurar los marcos a las paredes de mampostería hace que se genere en esa interfase un área húmeda que provoca, a la larga, contracciones por desecación o dilataciones por absorción de humedad. La forma de prevenir esto es la protección por medio de barnices o pinturas en todo el marco y no solo en la parte visible.
Desde ya que las maderas pretratadas en autoclave no ofrecerán mayores problemas.
En el caso de producirse esa indeseada luz entre el marco y el muro habrá que llenarla con selladores hidrófugos con protección UV.
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3 Comments
Solicto saber que norma internacional respalda la exigencia de colocación de tornillos siempre que una abertura de aluminio sea montada con poliuretano.
Desde ya muchas gracias.
Hola Daniel, no contamos con esa información
Saludos, Team de Arquitectura legal
[…] Esta última debe ser aportada por la estanqueidad de la impermeabilización del balcón en su unió…. Estos problemas se resuelven mediante un correcto sellado con productos a base de resinas de poliuretano mono o bicomponentes, y de resinas de siliconas neutras para la unión de mamposterías con metales. Se recomienda no utilizar selladores de resinas de siliconas de liberación ácida, que se usan para sellar vidrios a la carpintería. […]