Señor director:
Vivo en el barrio Santa Teresita Norte y estoy realmente molesta o, mejor dicho, enojada ante los ruidos provocados por las motos con motores fuera de escape. Es casi imposible vivir con ese “frenético taladro” que perturba mi tranquilidad y no me deja concentrar en actividades relacionadas con mi profesión.
Escucho los motores en todo momento y, lo que es peor, a la madrugada y a la siesta, tiempo, sagrado, que dedicaba para descansar, aunque más no sea por algunos minutos.
Probé con distintos métodos para ver si puedo dormir en paz y no logro hacerlo. Ya no sé qué hacer ni adónde recurrir. Incluso he pensado en la posibilidad de mudarme de casa. Pero, pensándolo bien, ésa tampoco es la solución. Por qué tengo que adecuarme yo cuando, en realidad, quienes andan en esas motos están alterando la tranquilidad de quienes somos simples ciudadanos y trabajamos gran parte del día para llevar el sustento diario a nuestros hogares.
Desconozco si en Concepción del Uruguay existe una norma que regule el tema de los ruidos molestos. Pero en el caso de que la hubiera, ésta debería aplicarse con todo el peso de la ley para que los infractores, aquéllos que se ufanan de conducir a excesiva velocidad y con piruetas, comprendan que lo que ellos están haciendo es contaminación sonora y ambiental.
Fuente: www.lacalle-online.com
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