El caso me llega porque me desempeño como mediadora del Cuerpo de Mediadores del Consejo de la Magistratura de la Ciudad de Buenos Aires. Este cuerpo de mediadores media en asuntos de materia contravencional y penal respecto de aquellos delitos que fueron traspasados desde la competencia Nacional a la Justicia Penal, Contravencional y de Faltas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Los casos son derivados de las Unidades de Orientación y Denuncias del Ministerio Público Fiscal o directamente de las Fiscalías o bien de los Juzgados. En general mediamos en forma previa a la investigación fiscal antes de la determinación de los hechos, o en cualquier etapa del proceso antes de la elevación a juicio.
Este caso abarca dos denuncias contravencionales una por ruidos molestos y otra por hostigamiento, maltrato o intimidación. Las denunciantes por ruidos molestos son 4 mujeres copropietarias y vecinas de un edificio y una de ellas, Laura, además formuló una denuncia por hostigamiento. Esta última está patrocinada por una abogada, que de alguna manera indirectamente asesora al resto.
Las 4 mujeres reclaman que cesen los ruidos molestos y malos tratos de la denunciada, que llamaremos Juana. Juana vive sola y no tiene familiares que la visiten frecuentemente. Además Juana es acusada de haber amenazado de muerte a Laura por los ruidos que ésta hacía que según parece exasperaban a Juana.
EL CASO
Al tomar contacto con el caso y ver que son 4 mujeres denunciantes decido trabajar con las partes por separado, para no exponer a la denunciada, Juana. Veo además que Juana está muy ansiosa y temerosa y percibo cierto desequilibrio psicológico, por lo que decido comenzar con ella primero.
AUDIENCIA PRIVADA CON JUANA
Comienzo la sesión contándole de qué se trata la mediación y leyendo con ella la denuncia en su contra. Juana me cuenta que no sabe qué pasa, que están contra ella, que quieren que se vaya. Dice que no es para tanto, que ya está, que no hace más ruido. Dice que en todo caso ellas también hacen ruido: golpean las puertas de los placares y bajan las cortinas bruscamente. Dice que está bien, que ella no va a molestar más pero que ellas tampoco tienen que molestar. La noto muy temerosa, con bronca a la vez, y sin comprender los alcances de la denuncia en su contra. Le digo que sería tal vez necesario que consulte con un abogado y le ofrezco la asistencia del defensor oficial. Ella duda, dice que bueno, que no, que no es necesario en forma dubitativa. Le explico que tal como está ella, con cierta incertidumbre y teniendo la otra parte una abogada que las asesora, sí parece ser necesario porque no vamos a poder avanzar en un acuerdo si ella no conoce previamente sus derechos y obligaciones.Le digo que voy a ir a hablar con la otra parte y según lo que conversemos veremos cómo seguimos. Ella reitera que no va a hacer más ruido, pero inmediatamente dice pero que ellas tampoco lo hagan.
AUDIENCIA PRIVADA CON LAS DENUNCIANTES
Cuando entro a la sala tengo la sensación de haber arribado a un “aquelarre”. Hablan todas juntas, muy ofuscadamente y me interrumpen a cada rato. Aparece en mi mente una imagen que motiva el nombre del caso, parecían un aquellare de brujas “las brujas de salem”
Empiezo tratando de contarles qué es la mediación y para qué estamos aquí. Les explico también, que según lo conversado con ambas partes, en caso de seguir adelante con la mediación tendríamos que fijar una segunda audiencia porque la denunciada tendría que ser asistida por un defensor. Se ponen como locas ¡!! Nadie logra escucharme con atención y comienzan a hablar sin dejarme terminar. Están todas muy enojadas, hablando una sobre la otra, me gritan, me exigen que tengo que poner a Juana en su lugar. Dicen cosas horribles de Juana, que está loca, que toma pastillas, que porque ellas tienen que aguantársela, que es peligrosa, que viven atemorizadas. Una de ellas, la que había hecho la denuncia por hostigamiento, Laura, se pone a llorar y me cuenta junto con su abogada que Juana la amenazó de muerte y que está con mucho miedo. Dicen todas, protestando, que la Fiscalía tiene que hacer algo por su seguridad, que Juana está loca, que se tiene que ir de ahí. Me sorprende el rechazo que sienten todas contra Juana. Es casi impenetrable. De alguna manera dicen que nadie las entiende, que hay que sacar a LA LOCA de sus vidas.
A duras penas pude explicar qué era la mediación y a esta altura, como era de esperarse, al no escucharme, me piden que actúe como Fiscalía. Entre otras cosas me reclaman que se le ponga a Laura custodia policial. Vuelvo sobre el encuadre de la mediación, diciéndoles que tenemos que decidir si es posible recorrer el camino de la mediación o que la causa siga su curso porque lo que me están pidiendo no está dentro de mis posibilidades, que para eso la mediación debía cerrarse, y entonces en el marco de la causa judicial solicitar los que consideraran necesario. Se ponen todas nuevamente a gritar diciendo que la Fiscalía les tenía que dar una respuesta, sin decidir si quieren o no mediar.
Interrumpo entonces la audiencia y les digo que voy a llamar a la Fiscalía para que se haga cargo, porque como ya les había dicho yo no tenía nada que ver con el Ministerio Público Fiscal, y lo que ellas estaban planteando era la Fiscalía quien tenía que resolverlo.
REUNION DE LAS DENUNCIANTES CON LA FISCALIA
Viene la Fiscalía a hablar con ellas y yo que me quedo afuera de la sala. Le comento a Juana que está la Fiscalía hablando con las denunciantes porque no están decididas a continuar con la mediación, que tal vez se cierre y la causa siga su curso.
Juana decide retirarse antes porque la reunión con la Fiscalía se había alargado mucho. Al rato las denunciantes me comunican que deciden cerrar la mediación y seguir adelante con la causa.
Me quedo con una sensación extraña. Podría haber hecho otra cosa? Lo que sí tengo en claro que para poder trabajar en mediación era necesario, poder bajar el nivel de violencia y bronca que las denunciantes tenían, cosa que no pude hacer. Sentí que ese no era el momento para mediar y menos si como ellas decían, sentían que estaban en riesgo.
REAPERTURA DE LA MEDIACION
De repente vuelve el expediente para una 2º audiencia que desde el Ministerio Público habían fijado.
AUDIENCIA CON LAS “BRUJAS DE SALEM”
Me encuentro con que el grupo de las “Brujas de Salem” estaban más calmadas, la violencia había bajado. Supongo que esto se debía a que habían sido contenidas por la Fiscalía durante el tiempo transcurrido entre una audiencia y otra (casi 1 mes) y había habido custodia policial por un tiempo para Laura.
Comienzo conversando acerca de lo acontecido entre una audiencia y otra y entonces advierto que el cambio tiene que ver con el hecho de que las agresiones mutuas habían sido depuestas
Ellas reconocen que los ruidos provocados por la requirente habían desaparecido, salvo en una única oportunidad. Reconocen también que ellas habían bajado el nivel de ansiedad. Esto fue muy importante porque empezaron a pensar que podía haber una solución.
Laura que en la audiencia anterior había estado tan temerosa por las supuestas amenazas de Juana, reconoce que no habían habido nuevos episodios. Explica que era muy difícil el trato con Juana porque creía que los ruidos se los hacían a propósito y que en verdad Laura no hacía ruido porque no estaba en todo el día en la casa. Y relata un hecho puntual, que sus vecinos de más arriba tenían una bebé y cuando se iban a trabajar, muy temprano a la mañana, despertaban a la bebé para irse, tipo 06:45 y levantaban las persiana. Que esto era causa de problemas porque Juana pensaba que era Laura quien hacía los ruidos y respondía con golpes desde el techo de su casa. Cuenta que ella había hablado con esos vecinos para que estuvieran al tanto de la situación y bajaran los ruidos.
Esta vecina y otra más vuelven a plantear que le tienen miedo a Juana y que no saben como puede reaccionar. Siento que es necesario volver a trabajar sobre la legitimación del espacio de mediación para tratar el tema. Les planteo que pueden continuar con la causa si lo creen conveniente. Después de un intercambio consensúan que quieren terminar de una vez por todas con la causa y darle una oportunidad a Juana.
Empezamos a pensar en una fórmula de acuerdo tal como que Juana asumiera el compromiso de no hacer ruido y evitar actitudes hostigantes. En esa oportunidad la abogada de Laura, dice que había que especificar cada actitud que ella se comprometía a evitar. Todas están de acuerdo con esto y les digo que lo voy a hablar con Juana que está acompañada por la defensoría. Antes de salir de la sala me dice una de las vecinas que cumplía funciones de administradora del consorcio, que por favor le transmitiera a Juana que si alguna vez se sentía sola, o mal, podía llamarla, pedirle ayuda que se la iba a brindar; y que además le pidiera un teléfono de un familiar por cualquier necesidad. Estas últimas palabras me sorprendieron mucho y las pensé como muy saludables para el futuro.
Fuente: Casos y Cosas de la Mediacion
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