El 27 de marzo pasado los ministros Julio De Vido y Axel Kiciloff anunciaron la reasignación de los subsidios destinados a los servicios de gas y agua. El anuncio intenta regularizar el costo de la energía con referencia a los valores regionales e internacionales. La medida, que impactará directamente en los bolsillos de los consumidores residenciales y comerciales, fue vista como necesaria tanto por especialistas de la oposición como por los del oficialísmo.
El aumento anunciado se realizará en forma escalonada y busca disminuir el 20% del subsidio para los servicios de gas y agua. De esta forma una vivienda con tarifa de gas R1 (la más baja) que hoy paga $20 en agosto pagará $40, un 100% más, mientras que un usuario R3-3 (la más alta) que hoy paga $325 pagará $1175, casi un 262% más. Los usuarios que reduzcan su consumo en un 20% con respecto a mismo mes del año anterior no serán alcanzados por la quita de los subsidios, así como los que demuestren ahorros de entre el 5% y el 20%, la quita será del 10%.
Uno de los mayores problemas es que en la ultima década el negocio inmobiliario estuvo por encima de los intereses medioambientales, y la Ciudad de Buenos Aires aun está evaluando incluir en los códigos de edificación variables de eficiencia energética para las nuevas construcciones. Por el contrario, la Provincia de Buenos Aires está aplicando desde 2010 la ley 13.059, que tiene como objetivo la evaluación de la calidad de la envolvente en cuanto a su capacidad de ganar o perder calor.
Hay que destacar que se puede ahorrar mucho con solo algunos ajustes. Previo a la realización de la obra, con el correcto tratamiento de los muros, techos y carpinterías se pueden lograr mejoras en el comportamiento energético de la envolvente cercanos a un 30%. Ese porcentaje incluso puede aumentar, siempre y cuando las decisiones de proyecto vayan en paralelo a estas iniciativas.
La incorporación de niveles apropiados de aislación térmica es una de las estrategias que reduce considerablemente las pérdidas por conducción. Esto repercute directamente en el consumo energético destinado a la calefacción. Por otro lado, la correcta ubicación de las carpintería, como así también la disminuación de la superficie destinada a este ítem contribuye a reducir las pérdidas y colabora con el acondicionamiento natural por medio de la ganancia solar pasiva. Luego de implementar todas esta medidas es necesario saber elegir responsablemente el sistema para climatización.
En definitiva, desde la etapa de proyecto, el arquitecto tiene la posibilidad de tomar decisiones que no insuman dinero y mejoren el comportamiento térmico del edificio, siempre en sintonía con el sitio donde se va a trabajar. Está claro que una construcción en Tierra del Fuego no puede tener las mismas características térmicas que una vivienda en la Ciudad de Buenos Aires o en Resistencia.
Fuente: Arq. Clarin
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