Pueden provocar hipoacusia y hasta sordera, y los más expuestos son los adolescentes
Se estima que uno de cada cinco individuos que escuchan música por más de 3 horas diarias a 95 decibeles sufrirá hipoacusia al cabo de 20 años, sobre todo si utiliza auriculares que se insertan en el oído externo, los denominados «auriculares profundos«, unos adminículos delgados que son aún más penetrantes que los antiguos audífonos chatos.
Una conversación en condiciones normales, por ejemplo, alcanza entre los 40 y 60 decibeles, el ruido de una aspiradora, en tanto, asciende a 70, mientras que el sonido de un concierto ronda los 110. «La principal recomendación es no aturdirse y evitar exponerse a altos decibeles por tiempos prolongados, porque si bien en los adolescentes el daño puede no percibirse, al mediano y largo plazo existe un riesgo elevado de hipoacusia por ruido», señalaron especialistas del ministerio de Salud provincial.
Frente al aumento de consultas por daños auditivos, los especialistas recomendaron tomar medidas para evitar la hipoacusia inducida por ruido, es decir, la pérdida de capacidad auditiva derivada de la exposición prolongada a sonidos superiores a los 60 decibeles. El primer estudio recomendado para detectar algún nivel de perjuicio en el oído es la audiometría tonal, un estudio al que se puede acceder en forma gratuita en los servicios de otorrinolaringología de los hospitales San Martín, Rossi y Sor María Ludovica de nuestra ciudad.
«Los mp3, de uso frecuente sobre todo entre los adolescentes, tienen una descarga de decibeles que llega a los 130, mientras que la Organización Mundial de la Salud recomienda no superar los 60, que son los que alcanza una conversación con un nivel de ruido ambiente normal», detalló la otorrinolaringóloga Vanesa Etcheverry.
Los especialistas advirtieron también que entre los adolescentes, al uso diario de mp3 y celulares, se suma la concurrencia a boliches, fiestas o recitales, donde los decibeles que alcanza la música más los ruidos callejeros en las grandes ciudades y aquellos que son producto del habla y los gritos superan ampliamente los límites recomendados por la OMS.
«Es ahí donde el problema se agrava, porque están expuestos a altos decibeles por tiempos prolongados, y estas dos variables son las que provocan hipoacusia al mediano y largo plazo», detalló Etcheverry, quien aclaró que si bien en los primeros años el daño resulta imperceptible, luego de una década empiezan a percibirse serios problemas para escuchar.
«Los zumbidos en el oído que muchos percibimos tras escuchar música a un volumen muy alto con un mp3 o al salir de un boliche se llama acúfeno», explicó Etcheverry, y advirtió que estos pueden ser transitorios o, en casos más graves, permanentes, y constituyen un signo evidente de daño auditivo.
Inclusive, la Asociación Argentina de Otorrinolaringología y Fonoaudiología Pediátrica (AAOFP) advirtió que «el ruido interviene en actividades del desarrollo social del individuo, interfiriendo en la comunicación, el aprendizaje, la concentración y el descanso».
Así, muchas personas que superan la tercera década de vida consultan al especialista y cuentan que si bien oyen no comprenden fácilmente lo que les están diciendo. «Pierden audición, entonces, con el correr del tiempo, cuando están en lugares algo ruidosos como una reunión perciben un susurro o ruido: saben que les están hablando pero ya no tienen capacidad para captar el significado de lo que les están diciendo de inmediato», sostuvo Etcheverry.
Fuente: www.eldia.com.ar
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