LA MEDIANERA Y EL EDIFICIO SE VINO ABAJO

El dueño del gimnasio que se derrumbó
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GALLI DA SU VERSION SOBRE QUE PASO ENTRE LAS 15 Y LAS 16.05, CUANDO CEDIO LA MEDIANERA Y EL EDIFICIO SE VINO ABAJO – Minuto a minuto, antes de la tragedia

Este es el relato del dueño de Orion Gym, Pablo Galli, por primera vez, del minuto a minuto previo al derrumbe: “ 15.00: Comenzó una clase especial para invitados de indoor cycle , en la segunda planta.

15.30: Estaba sentado en la recepción, escribiendo, y sentí como un hormigueo muy tenue en el escritorio. Fui a decírselo al capataz de la obra, que me explicó que había una máquina de gran porte trabajando.

15.35: El capataz me acompañó al gimnasio y la vibración ya no se sentía. Me dijo que igual iba a mirar la medianera.

15.40: Lo acompañé y no podía creer lo que vi: había un pozo de 4 metros de profundidad que abarcaba todo el lote de al lado. Y una excavadora impresionante clavaba su brazo en la tierra, la extraía y la depositaba en un camión. No quedaba mucho por excavar. Y vi que no habían hecho el sostén de cemento que habían prometido para que no cedieran las medianeras.

15.45: Salí de la obra y un chico de uno de los locales me contó que le había costado abrir la puerta, porque no giraba la llave. Y que cuando lo logró, la puerta se arrastraba contra el piso. También me dijo que había aparecido una rajadura en el fondo del otro local.

15.50: En la vidriera de ese otro local, que abría a las 16, había un maniquí caído. Con el otro chico vimos que había aparecido una rajadura de medio metro en el cemento de la parte exterior del local, pero que los ladrillos de abajo estaban enteros. Igual, no me gustó lo que veía.

15.55: Subí al gimnasio. En la sala de musculación de la 1° planta había cuatro personas. La revisé: estaba todo impecable. Subí a la 2° planta, donde había una decena de personas en la clase de indoor cycle . Estaban haciendo el estiramiento final y le hice señas a la profesora para que terminara. Quería contarle lo que estaba pasando y mi idea de cerrar el gimnasio hasta las 18, por precaución.

15.57: Revisé la sala y la azotea, y estaba todo bien.

16.00: Bajé al 1° y llamé al dueño de mi local para advertirle lo que pasaba. Los de indoor ya estaban en esta planta.

16.05: Me llama Alejandra, una chica que hacía aparatos. No pude responderle. Las seis puertas de vidrio que daban al balcón explotaron como si fueran azúcar que se va deshaciendo. Me di vuelta para correr, pero vi que se venía un ventilador de techo sobre ella y la empujé. Los 18 espejos explotaron a la vez. Todo duró un segundo y me encontré en el piso, sintiendo como si me hubiera caído un camión encima”.

Fuente: www.clarin.com
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