El volumen de los recitales bajó tanto, que el ruido de la polémica atrona cada vez más. Días atrás, el Gobierno porteño decidió limitar los decibeles del segundo fin de semana del festival Pepsi Music 2009 a 95, apenas cinco más de los que provoca el tránsito en una esquina muy ruidosa. Hasta
Ricardo Mollo reclamó desde el escenario que subieran el sonido: «Vamos a tener que buscar lugares en donde podamos tocar a volumen de rock», se quejó.¿Cuál es el volumen del rock? En
PopArt, una de las principales organizadoras de recitales junto a
Time4Fun, afirman que en Estados Unidos y Europa o en las ciudades de
México D.F. y
Bogotá, el standard es de 110 decibeles. Diez más que los 100 que generan un camión recolector de residuos o un petardo, y
diez menos que los producidos por la bocina de un auto o el
despegue de un avión.
«En Buenos Aires trabajábamos a 105 decibeles –cuenta Roberto Costa, de PopArt–. Pero a partir del
Quilmes Rock de 2008 los vecinos se fueron organizando para presionar a las autoridades. Sobre todo los del cordón de
Avenida del Libertador. A partir de entonces, nos empezaron a bajar los decibeles. Nosotros tomamos medidas, como poner paneles acústicos y en el Personal Fest y en el primer fin de semana del Pepsi Music, bajamos a 100 decibeles».Pero eso no alcanzó. En el último fin de semana del Pepsi Music, grupos como Divididos y Catupecu Machu tuvieron que
sonar a 95 decibeles, el límite que impuso la Agencia de Protección Ambiental porteña para el
Club Ciudad. La Agencia verifica que se cumpla la
ley 1540, que establece los parámetros a los que deben ajustarse las
fuentes fijas y
móviles de ruidos, según la zona. En el exterior del área del club Ciudad, de noche el ruido no debe superar los 70 decibeles. Esto conduce a otra pregunta. ¿Hay lugares en Capital donde el rock pueda sonar como merece, sin infringir la norma?
«Hay dos maneras de limitar el volumen: reduciendo la potencia en consola o colocando elementos, como pantallas, para insonorizar –explica el director general de Evaluación Técnica de la Agencia, Horacio Walter–. El Club Ciudad no está preparado, porque no tiene una caja que haga de aislamiento hacia el exterior. Entonces, hay que disminuir tanto el sonido en consola que se hace impracticable para un concierto de rock, que es algo que requiere volumen. El público va en forma voluntaria, no así los vecinos».Además del club Ciudad, también están en la mira GEBA y River. En octubre, la Fiscalía General porteña pidió la clausura para hacer recitales de los tres por presuntos peligros para la salud pública. Después, distintos jueces desestimaron los reclamos.En el caso de GEBA, en las mediciones que se hicieron durante el recital de Laura Pausini, el 2 de octubre, la Agencia constató que el volumen exterior apenas superaba los límites en unos pocos puntos. Así que el club estaría en condiciones para darle un volumen razonable a los tres recitales que tiene programados: Juan Luis Guerra (hoy), The Killers (el 27) y Don Omar (el 28).
En cuanto a River, donde el 2, 4 y 6 de diciembre tocará AC/DC, el club ya puso en práctica varias recomendaciones de la Agencia, como poner paneles en las tribunas. «River tiene la ventaja de ser un estadio con paredes –detalla Walter–. El ruido, estaría controlado. Ahora estamos estudiando si las vibraciones pueden tener alguna incidencia sobre la estructura de los edificios cercanos».De acá a fin de año, en Ciudad van a tocar
Andrés Calamaro, el 12 de diciembre, y Gustavo Cerati, el 19 del mismo mes. En PopArt prometieron que, a partir de sus conversaciones con la Comuna para mejorar las condiciones, van a sonar a 100 decibeles. Eso sí, el Ejecutivo ya anticipó que el año próximo no autorizará recitales en ese club.
La productora denunció que el Club Ciudad fue clausurado por el amparo que presentó una vecina que vive a 30 cuadras. En cualquier caso, ¿qué es lo que le perturba a los vecinos? Diana, que prefiere no dar su apellido, vive en una casa a 200 metros del club. «El sonido de los recitales se escucha, pero no molesta. Y si cierro todo, ni lo oigo. El tráfico de cualquier avenida es igual o peor. Lo que sí es molesto es el movimiento de autos y la cantidad de gente, que orina en las veredas y deja todo sucio. Aunque todo eso también lo provoca el fútbol».
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