El ataque ocurrió el domingo pasado, cerca de las 9, cuando Walter Montaner (37) y un amigo, Fabricio Alarcón (22), habían sido heridos por disparos cuando estaban en Fiji, un bar ubicado en Santiago del Estero y 25 de Mayo.
Ambos estaban con sus novias cuando un grupo de muchachos comenzó a discutir acaloradamente. Desde hace más de 10 años, Walter trabajaba como personal de seguridad en otro pub de la zona, y creyó que podía colaborar en dispersar la pelea. El resultado de su intervención fue el peor. Un hombre, al que los testigos describieron como una persona alta, calva y que llevaba puesta una camiseta de Colón, sacó un arma y disparó a mansalva. Dos de esos disparos impactaron, uno en el cuerpo de Walter y el otro en el cuerpo de Fabricio. A ambos los hirió en la zona del estómago. El proyectil de Walter le perforó el bazo y los intestinos. Falleció en horas de la tarde. En cuanto a Alarcón, voceros médicos indicaron que se recuperaba en el mismo hospital de su herida en el costado izquierdo del abdomen.
Uno de los primeros cuestionamientos que generó este caso fue por qué el bar aún estaba abierto y por qué podía estar vendiendo alcohol. La respuesta de la Secretaría de Control fue que las habilitaciones eran correctas y que la veda seca finaliza a las 8. Sin embargo, más allá de que las normas se cumplían, el desenlace fatal de la historia era un final que los vecinos de la zona estaban pronosticando. Ahora, las quejas y los reclamos llegan al gobierno municipal y a la Justicia santafesina desde todos los ángulos. Según información proporcionada por la Municipalidad de Santa Fe, desde abril del año pasado a la actualidad, hubo al menos seis denuncias por ruidos molestos a la línea gratuita municipal contra el bar donde se produjo la balacera el domingo pasado.
Las quejas al 0800 fueron por ruidos molestos –competencia de la Brigada municipal que trabaja en el tema–, pero también hubo denuncias a la oficina de Derechos Ciudadanos, que mencionaban situaciones que podían generar peligro para los habitantes de ese sector. El año pasado, hubo tres denuncias por ruidos molestos provenientes del bar Fiji: el 25 de abril, el 4 de mayo y el 20 de julio. Los inspectores labraron infracción por la contaminación sonora.
El 31 de mayo de 2013, el área de Control Municipal clausuró el bar porque en una de las inspecciones de rutina el personal del comercio no permitió el ingreso de los inspectores, según información de la Municipalidad de Santa Fe. Este año hubo también otras tres denuncias por ruidos molestos al 0800 municipal: el 20 de junio, el 30 de agosto y el 21 de septiembre. Desde el municipio aclararon que Fiji “no es un pub, ni un local bailable, es un bar con habilitación como tal y que funcionaba de acuerdo a la normativa para esa clasificación”.
Fuente: www.agenciafe.com
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