«Escribimos esta solicitada para que se escuche la otra campana de esta clausura que se ha vuelto tan polémica. No creemos que se esté «clausurando la cultura«, como exponen los representantes de la biblioteca, al contrario, cuentan con el apoyo de todos los vecinos y de toda la comunidad para realizar actividades culturales, tales como talleres de arte y de tango, de forma respetuosa y en horarios adecuados».
Así comienza la carta que los vecinos de la Biblioteca Obrera enviaron a este diario. En ella explican por qué decidieron quejarse ante el municipio. Sobre todo apuntan al uso del edificio de Juan B. Justo 145 como «salón de eventos», donde se realizan fiestas que duran hasta altas horas de la madrugada.
«Actualmente estas fiestas se realizan todos los fines de semana, y algunas veces días de semana también, imposibilitando el descanso de los vecinos. Ponen música a altísimos decibeles hasta la madrugada, no tienen las paredes acustizadas y hacen uso del patio. Además cobran entradas, venden cervezas y otras bebidas alcohólicas y en ocasiones comidas, que hacen en el patio sin ningún tipo de control de higiene. Los hemos visto en la vereda, tanto del edificio como de nuestras propias casas, consumiendo estupefacientes, en estado evidente de ebriedad y en ocasiones orinando en la vía pública. Muchas de estas personas son visiblemente menores de edad», afirmaron.
Por ese motivo, los vecinos consideran que se violan muchos derechos de los vecinos, además de generarse riesgos para los propios asistentes. «Nos vemos imposibilitados para conciliar el sueño por los ruidos molestos, debemos al día siguiente limpiar los desechos que ellos generan, siendo éstos botellas rotas (objetos cortopunzantes), colillas de cigarrillos y «porros» y desechos orgánicos (restos de comida, vómitos y orina)», relataron.
Los firmantes de la carta aseguraron que antes de acudir al municipio, expusieron la problemática ante los representantes de la Biblioteca. «En enero en particular se les ofreció dinero para acustizar las paredes, y se les pidió restringir el uso del patio para evitar la propagación de los ruidos. Los vecinos no obtuvimos respuesta, por esto fue que se sucedió una serie de denuncias en la municipalidad, por no haber logrado una conciliación directa», sostuvieron.
En el último párrafo del texto, los vecinos recordaron que lo que exigen está encuadrado en un marco legal. «Se les exige una habilitación comercial. Si bien ellos exponen que no es un comercio, es un lugar donde se comercializan comidas, bebidas y se cobran entradas, para lo cual la ley establece que deben tener una habilitación. Por esto es que la medida de cortar la calle, que perjudicó a personas que debían trabajar pese a ser feriado, no es acorde a la magnitud del problema», concluyeron en alusión a la protesta que los miembros del Centro cultural realizaron el sábado, tras la clausura.
Fuente: www.laarena.com.ar.
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