Los vecinos de los edificios que serán demolidos tras el estallido en el perdieron todo, menos su vida. Ellos cuentan qué piensan y sienten.
El 6 de agosto pasado, Argentina se conmovió tras el estallido de un escape de gas en un edificio de Rosario, Santa Fe. Por días, los rescatistas trabajaron para encontrar a quienes vivían en el edificio. Hubo más de 60 heridos, cuatro aun están internados y 21 víctimas fatales.
Entre los sobrevivientes se encuentran Daniel Baladassi y Anahí Salvatore. Ella, aún convive con la angustia de los recuerdos recientes y la sensación de culpa por estar viva, mientras que otros vecinos más jóvenes murieron.
«Parecemos unos linyeras», comenta ella de 49 años al diario La Nación, si bien está contenta porque un familiar les prestó un departamento tienen todo desordenado, mucho fue donado o regalado por amigos y conocidos. Lo poco que rescataron del departamento conserva el olor a humo que intoxicó a Anahí.
«Por suerte, pude volver y recoger cosas importantes. Recuperamos fotos, algo de ropa», contó ella, con la mirada a punto de estallar en lágrimas y agregó que perdió el esfuerzo de años de trabajo y que cuando entró a su antigüo departamento, donde solía tener muebles había cráteres, agujeros en el piso.
Beatriz López tiene 68 años y continúa internada. «Después de la explosión ella sentía que se moría, que el fuego la quemaba viva. Entonces, saltó a los escombros», cuenta su hijo Ariel de 39 años que día a día espera al lado de su madre alguna mejoría. Beatriz está en terapia intensiva luchando para volver a jugar con sus tres nietos.
La nieta mayor es quien más preocupada está por la salud de su abuela que vivía en el 3º piso de edificio de Salta y Oroño: «Esperemos que mamá pueda estar bien para octubre, cuando ella tome la comunión», desea Ariel.
Franco Járiton, tiene 33 años, estaba durmiendo en su departamento, ubicado al lado del que estalló, cuando la explosión lo despertó aterrorizado. La onda expansiva llegó a arrastrarlo y a desmoronar las paredes de su hogar.
Quedó al borde del precipicio, pero logró salir y ayudar a otra vecina. Ahora junto a su novia, Florencia de 28 años, se propusieron comenzar de cero. Sin muebles, sin ropa, sin electrodomésticos, desde hace 18 días vive en un hotel, pero no pierde las esperanzas de, con tristeza y esfuerzo, volver a tener su hogar.
Fuente: www.diarioveloz.com
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