La caída de los ascensores.
La tragedia de la City porteña.
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Tenía 16 años, abrió la puerta del ascensor y murió al caer por el hueco
La chica vivía en el 9° piso, desde donde se precipitó al vacío. Los investigadores creen que fue un accidente.
Una chica de 16 años murió en la noche del sábado, tras caer nueve pisos por el hueco del ascensor del edificio en el que residía por causas que se trataban de establecer. Los investigadores, de acuerdo con la información que trascendió de fuentes oficiales, creen que se trató de un hecho “accidental”, pero de todos modos se abrió una causa con la carátula de “muerte dudosa”.
El trágico episodio se produjo en un inmueble ubicado en inmediaciones de la esquina de Olazábal y Superí, en el barrio porteño de Belgrano, cerca de las 20 del sábado. Según las actuaciones, alertados por vecinos, personal de la Policía de la Ciudad verificó que sobre el techo del ascensor estaba el cuerpo sin vida de la adolescente.
Se comprobó que la puerta del ascensor del piso 9 estaba abierta, por lo que se presume que la chica abrió la puerta, avanzó y cayó al vacío. La causa quedó a cargo del titular del juzgado en lo Criminal y Correccio- nal N° 60, a cargo de Anselmo Castelli, que estará a cargo de determinar si, efectivamente, se trató de una muerte accidental.
De hecho, se dio intervención al área de Siniestros y a la División Homicidios de la fuerza de seguridad porteña, que tomó declaraciones testimoniales al encargado del edificio, al administrador del consor- cio y al responsable de la empresa de mantenimiento de ascensores, como también se dispuso el secuestro de los libros y planillas de control respectivas.
Tras una observación preliminar, según las actuaciones a las que accedió Clarín, se determinó que los mecanismos de apertura de las puertas de los elevadores “podrían considerarse antiguos” y “fallan en forma ocasional”. Ante esta situación y la tragedia ocurrida, por disposición judicial “se procedió al cierre y corte de suministro de los dos ascensores que funcionan en el edificio y se procedió a fajar la sala de máquinas y los ascensores en todos los pisos”.
El jueves último, otro ascensor se había desplomado desde el 9° piso de un edificio ubicado en avenida Callao al 500 y resultaron heridas tres personas: una mujer que sufrió la fractura de una pierna y dos hombres que terminaron con traumatismos múltiples.
Si bien se presume que fue un hecho accidental, la causa está caratulada como “muerte dudosa”.
Cada dos días, una denuncia por fallas en los ascensores
El fallecimiento de una adolescente reavivó la polémica por los controles. La Ciudad quiere espaciarlos para bajar las expensas. Las empresas dicen que es peligroso.
Hay polémica por el proyecto que propone menos controles.
La muerte de una adolescente, que cayó por el hueco de un ascensor en un edificio de Belgrano, reavivó la polémica por los controles de los elevadores, mientras avanza la ley para espaciar los chequeos en los aparatos nuevos como una de las medidas para bajar el costo de las expensas. Según datos oficiales, en lo que va del año hubo 139 denuncias por fallas que derivaron en 10 clausuras.
El sábado, cerca de las 20, Zoe Rocío Ulrich, de 16 años, cayó sobre el techo del elevador desde el 9° piso. Según fuentes de la Policía, la puerta estaba abierta. Aunque la causa fue caratulada como “muerte dudosa” y avanza una investigación a cargo del juzgado en lo Criminal y Correccional 60, todo parece indicar que la tra- gedia se produjo porque la puerta se abrió por alguna falla. La joven era alumna de tercer año del Colegio Nacional de Buenos Aires, que ayer permaneció cerrado por duelo.
Mientras la Justicia avanza con las pericias, resurgió la discusión sobre los controles y la modificación del Código de Edificación de la Ciudad, que estipula espaciar los chequeos a los elevadores más nuevos, aunque también plantea intensificarlos en los más antiguos.
La medida forma parte de un plan de 14 puntos que lanzó el Gobierno porteño para abaratar las expensas. El costo de la verificación de los ascensores es uno de los más altos: puede representar, según el consorcio, cerca de $ 25.000 anuales.
La última inspección al ascensor del edificio de Olazábal y Superí fue, según constató la Justicia, el 15 de octubre, hace 15 días. La hizo la empresa Ascensores Rose SRL, que tiene su sede en Triunvirato 2951. Los dos elevadores del lugar fueron clausurados.
“De este caso puntual sabemos que hubo una remodelación reciente, aunque las cerraduras, que deben controlarse en forma mensual, eran antiguas, y así es más fácil que se produzca una falla”, dijo Andres Pozzo, vocero de la Federación de Asociaciones y Cámara de Ascensores de la República Argentina (FACARA), y agregó: “Este tipo de accidentes son por la falta de controles que se está impulsando desde el Gobierno de la Ciudad con el cambio en el Código de Edifi- cación”. La norma fue votada en primera lectura y debe pasar por Audiencia pública el 5 de noviembre y una segunda y definitiva sanción.
Pozzo insistió en que el control de las cerraduras debe ser mensual, tanto en las puertas manuales como las automáticas. Se supone que en el ascensor de Superí y Olazábal falló uno de esos dispositivos, que deberían destrabarse sólo cuando la cabina llega al piso. También trascendió que, tras las pericias posteriores, otras puertas también fallaron.
“Hace rato que venimos diciendo que están queriendo achicar los controles. Se está priorizando reducir los costos por sobre la seguridad”, afirmó Pozzo. “Las empresas bajan los costos porque los propietarios se lo piden y el Gobierno no controla a las empresas como corresponde. Es un error sostener que hay que disminuir los chequeos a los elevadores nuevos. Tienen que ser iguales en todos los casos, porque son equipos que se utilizan a diario y sufren desgaste cotidiano”, afirmó Pozzo. Según FACARA, basados en relevamientos propios y de los bomberos, sólo en la Ciudad se registran “entre 5 o 6 accidentes en ascensores por mes”.
En el Gobierno insisten con que para los ascensores antiguos no habrá menos controles. Por su parte, en la Agencia Gubernamental de Control (AGC), ratifican que el último control al ascensor de la tragedia se realizó hace dos semanas. Según datos del organismo, hay 85.500 elevadores registrados, un 22% más que en 2015. Y los que cuentan con libro digital iniciado, disponible para que los usuarios conozcan el estado del ascensor, son unos 57.600.
Los consorcios pueden optar, para el mantenimiento de los equipos, entre 593 empresas registradas para hacerlo. Tras lo controles, cada consorcio debe exhibir la oblea, que se obtiene en forma anual. Al mismo tiempo, deben cargarse las inspecciones en forma mensual.
“La incidencia del mantenimiento de ascensores sobre las expensas es de entre 3% y 5%. Si se redujera el valor del servicio en un 10%, las expensas bajarían un 0,5% como máximo”, insisten desde las entidades que nuclean a las empresas verificadoras. Agregan que, en un edificio donde se pagan $ 4.000 de expensas, con el recorte que se plantea desde el oficialismo el ahorro sería de apenas $ 20 por mes por departamento.
Murió aplastado por el ascensor de su edificio
Un hombre de 56 años murió aplastado por un ascensor en un edificio de Tucumán al 2700, en Balvanera. Médicos del SAME constataron el fallecimiento alrededor de las 18. Los bomberos de la Federal confirmaron que la víctima vivía en el edificio con su esposa.
Efectivos de bomberos trabajaban anoche, al cierre de esta edición, para sacar el cuerpo y se esperaban las pericias para saber cómo ocurrió el hecho. Fuentes policiales indicaron a Clarín que el cuerpo de la víctima quedó mitad adentro y mitad afuera: se supone que el accidente ocurrió mientras salía del ascensor. El SAME determinó que fue una muerte derivada de un traumatismo por compresión del tórax.
En Buenos Aires, donde se concentran el grueso de los inmuebles, el funcionamiento de los ascensores es un aspecto regulado pero en el que, segpun expertos, aún faltan controles y mantenimiento. Hoy existen 75.000 elevadores, un incremento del 20% en relación a 2015.
Cada ascensor que esté en actividad en la Ciudad debe tener un libro de inspección digital y un código QR de control pegado en su interior. A través de la lectura QR, los usuarios tienen acceso a los datos de la empresa contratada y el estado de conservación.
