El doctor Eduard Estivill, director de la Unidad de Alteraciones del Sueño del Instituto Dexeus de Barcelona, descubrió que estímulos acústicos por debajo de 30 decibeles hacen pasar de una fase profunda del sueño a otra más superficial, que resta casi un millón de años al total de la esperanza de vida de los europeos.
El artículo publicado por la Agencia española EFE, se titula “El ruido que no despierta pero acorta la vida” y hace referencia al antiguo paradigma que establecía que recién cuando un sonido tiene la capacidad de despertar (por encima de 30 decibeles), se producen alteraciones nerviosas, hipertensión y ataques cardíacos, que deterioran la salud y reducen la expectativa de vida de las personas.
Con este nuevo descubrimiento, Estivill, que goza de prestigio mundial, no solo afirma que el ruido es mortal por debajo de los 30 decibeles sino que advierte que también produce transtornos metabólicos y en la regeneración de la piel, así como déficit inmunitarios en algunos males físicos que pueden derivar de un descanso inadecuado.
Por otro lado, el director de la Unidad de Alteraciones del Sueño del Instituto Dexeus aclara que el cerebro es selectivo frente a distintos estímulos y que los ciudadanos toleran mejor el ruido del tránsito que aquellos derivados del ocio como la música a alto volumen.
Al respecto asegura que este último tipo de ruido es psicológicamente el peor aceptado y por lo tanto uno de los más dañinos.
El doctor también señala que el ruido ambiental es el que más le preocupa y que lo peor para la salud humana es el ruido intermitente como un coche al pasar o el golpe del bajo en el caso de la música.
Este trabajo hizo que Estivill fuera premiado por la Asociación española de Juristas contra el ruido, entidad que se dedica a promover demandas onerosas contra los ayuntamientos (municipios) que toleran los ruidos molestos y no aplican las ordenanzas vigentes.
La Organización Mundial de la Salud alerta que solo el ruido derivado del tráfico en Europa causa el 1,8% de los ataques cardíacos, además de provocar uno de cada cien casos de hipertensión arterial, enfermedad que causa de la muerte del 13 % de la población mundial.
Consultados por momarandu.com sobre este descubrimiento internacional, los integrantes de la Coordinadora contra los Ruidos Molestos de Corrientes señalan que “una vez más el tiempo y la ciencia nos dan la razón. 25 decibeles era lo que nosotros proponíamos para el ruido domiciliario en el Proyecto de Ordenamiento y Sanción del Ruido que presentamos en abril del año 2009, después lo tuvimos que subir a 30 porque no había sustento científico por debajo de esa cifra, ahora se comprueba que todo lo que nosotros decíamos era cierto”.
“Nos gustaría saber qué tienen ahora para decir el director de Saneamiento Ambiental que en el debate sobre el Código de Nocturnidad dijo que sonidos de 30 decibeles no existían y la directora de Evaluación de Impacto Ambiental que dijo que 45 decibeles no era nada”.
Fuente: www.momarandu.com
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