Consejos prácticos para implementar la separación de los residuos en las obras. Cuáles son los beneficios de clasificar materiales antes de llevarlos al volquete.
Poco a poco, las ciudades más populosas están implementando programas de concientización para la clasificación de los residuos en las viviendas. Del mismo modo, tarde o temprano, en las obras en construcción se deberá instalar el tema del manejo responsable de la basura y escombros.
Actualmente, en la ciudad de Buenos Aires se cobra el llamado “impuesto al árido”, una tasa que se calcula en base a los metros cuadrados de la obra. “Es una normativa incompleta y no está pensada como un premio”, señalan las arquitectas Marta Yajnes y Susana Caruso, investigadoras del Centro Experimental de la Producción de la FADU-UBA (CEP). Para las especialistas, es necesario instalar el debate sobre la gestión de los residuos en las obras entre los profesionales y, desde los municipios, generar una normativa que aliente y premie la reducción, clasificación y reutilización de los sobrantes de materiales y escombros en cada obra. También en el CEP trabajan en el desarrollo de mateiales alternativos con los desechos que recuperan.
Lo cierto es que, más allá de las buenas intenciones, es poco lo que se hace al respecto en la obra porque, según Yajnes, se desconoce el tiempo que puede llevar la tarea de clasificar los residuos, por ejemplo, y qué herramientas se necesitan. Para salir de la duda, la arquitecta le pidió a su constructor que calculara cuánto tiempo le llevaba a un obrero separar las bolsas de cemento, pincharlas en una pared para que no se contaminen y armar un paquete. La respuesta fue “15 minutos de ayudante por semana”. Apenas.
Yajnes y Caruso aseguran que todas las obras pueden tener un protocolo de acción y aconsejan bajar las pretensiones y atacar el tema de a poco. Además, incluir al constructor y al cliente para que acompañen la iniciativa. Además, darán en la FADU el primer curso sobre el tema a partir del 22 de abril.
Una de las primeras recomendaciones es analizar el entorno de la obra. Por ejemplo, en un barrio suburbano es posible que algún vecino pueda aprovechar un sobrante de hormigón del camión que abasteció la obra. O le sirva el escombro que se obtuvo de una demolición.
Otra clave para implementar con éxito la gestión de la basura es anticipar la decisiones. Aunque muchas veces en las obras se corre contra el reloj, todo es válido para ahorrar un volquete. “Si sabemos que vamos a recibir equipos con un embalaje que se puede reciclar, programar con alguna cooperativa de reciclaje una fecha en que pasen a retirarlo”, propone Yajnes, quien asegura que en internet hay mucha información disponible y útil. De otro modo, un embalaje de poliestireno expandido se puede triturar y utilizar el material en un contrapiso en reemplazo de las perlitas. “El EPS triturado es más amigable porque no se volatiliza ni tiende a subir a la superficie en la mezcla, que resulta más resistente”, asegura Caruso.
Cuando la obra incluye tareas de demolición, las especialistas recomiendan recoger los revestimientos antes de seguir con el picado de la mampostería. Al separarlos, se podrá reutilizar esta última nuevamente y ahorrar los bolsones de cascote.
Hasta se podría implementar la separación de los residuos orgánicos disponiendo un sitio específico ¡para la yerba! De ese modo, se puede prevenir la contaminación de los materiales que se intentan recuperar.
Fuente: Arq. Clarin
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