En el año 2004, publiqué el artículo «El daño temido en locales – Teoría de los siniestros», anticipando las posibles consecuencias del incumplimiento de normas de seguridad en locales de concurrencia masiva. Lamentablemente, la tragedia de Cromañón confirmó estas previsiones, evidenciando la necesidad urgente de una cultura de prevención y cumplimiento estricto de las regulaciones.
El 30 de diciembre de 2004, un incendio en el boliche República Cromañón, ubicado en Buenos Aires, resultó en la muerte de 194 personas y más de 1.400 heridos. Las investigaciones revelaron múltiples irregularidades:
Entre los factores determinantes de la tragedia se destacan:
Sobrecapacidad del Local: Se vendieron más entradas de las permitidas, lo que dificultó la evacuación.
Puertas de Emergencia Bloqueadas: Las salidas de emergencia estaban cerradas con candados, impidiendo una evacuación rápida.
Uso de Materiales Inflamables: El techo y las paredes estaban revestidos con materiales altamente inflamables, que emitieron gases tóxicos al quemarse.
Fallas en la Inspección y Control: El local carecía de inspecciones adecuadas y no cumplía con las normativas de seguridad vigentes.
El artículo señalaba la falta de controles, modificaciones clandestinas y responsabilidades compartidas como factores de riesgo.
A pesar de las reformas implementadas tras Cromañón, persisten desafíos en la seguridad de los locales bailables en Argentina. Incidentes posteriores, como la tragedia de Beara en 2010, demuestran que aún hay deficiencias en la implementación efectiva de medidas de seguridad. La falta de controles rigurosos, capacidad de los mismos, corrupción y negligencia continúan poniendo en riesgo la integridad de los asistentes.
La tragedia de Cromañón debe servir como un recordatorio permanente de las consecuencias del incumplimiento de las normas de seguridad. Es imperativo que autoridades, empresarios y sociedad civil trabajen conjuntamente para garantizar que nunca más se repitan hechos similares, fortaleciendo la cultura de la prevención y el respeto por la vida humana.
En octubre de 2024, el derrumbe del Apart Hotel Dubrovnik en Villa Gesell, que resultó en la trágica pérdida de ocho vidas, la falta de cumplimiento de las normativas de seguridad y la insuficiencia en las inspecciones de las autoridades competentes.
Construcción Defectuosa: Problemas en los cimientos y estructuras debilitadas por el accionar del mar y arenas salitrosas.
Obras No Autorizadas: Se realizaban modificaciones sin los permisos correspondientes.
Estas catástrofes evidencian las consecuencias devastadoras de la negligencia y la corrupción en la gestión de espacios públicos.
Ambos desastres comparten factores determinantes:
Deficiencias en la Fiscalización: Tanto en Cromañón como en Villa Gesell, las inspecciones fueron insuficientes o inexistentes, permitiendo que las instalaciones operaran sin cumplir con las normativas de seguridad y reglamentos técnicos.
Negligencia en el Cumplimiento de Normas: En ambos casos, se evidenció una falta de compromiso por parte de los responsables en adherirse a las regulaciones establecidas para garantizar la seguridad de los usuarios.
Consecuencias Fatales: La combinación de estos factores resultó en pérdidas humanas significativas, subrayando la importancia de una supervisión efectiva y el cumplimiento estricto de las normas de seguridad.
Arquitecto Legista Teodoro Ruben Potaz
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