La enredadera del vecino que “pisa” el balcón de otro. El ruido nocturno de un equipo de aire acondicionado ajeno. Dos mediáticos que se amenazan por tevé y se disparan cartas documento. Un vecino que toca la guitarra todo el día. Los números dejan en evidencia que aquello que antes se resolvía en casa –por las buenas o, a veces, por las malas– ahora necesita un juez que medie .
No hay empleado judicial que lo niegue. Cada vez hay más y más denuncias de personas que esperan que la Justicia solucione aquello que los atormenta. Y los números de la Ciudad de Buenos Aires lo corroboran: en cuatro años, las denuncias por ruidos molestos aumentaron 60 por ciento . Pero también crecieron los casos contravencionales denunciados por los particulares: en 2007 eran 2.295; tres años después fueron 7.310. Es decir, hubo 218 por ciento más de vecinos que presentaron quejas contravencionales, de acuerdo a los datos del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad.
Por lo bajo, algunos fiscales se quejan de que la cantidad de denuncias que se reciben por cuestiones de escasa relevancia atenta contra el buen funcionamiento de la Justicia , que muchas veces se ve colapsada.
Germán Garavano es el fiscal general de la Ciudad. Es quien confirma que, efectivamente, la gente denuncia más. Pero es un optimista. “No creo que más denuncias entorpezcan el funcionamiento de la Justicia; al contrario, para nosotros son una herramienta, son un termómetro de conflictividad social. Hacer una denuncia lleva tiempo y a la gente no le divierte pasar horas en una comisaría o en una fiscalía”, asegura.
Cuando alguien hace denuncia una contravención, se invita a ambas partes a aceptar una mediación para acercar posiciones. Si la aceptan y hay acuerdo, todo resuelto; si no, el fiscal acumulará las pruebas y elevará el caso al juez, aunque aún antes de que este resuelva, hay todavía posibilidad de acordar. Todo esto no tiene costo ni para el denunciante ni para el denunciado, aunque sí para el Estado .
Alberto Dalla Vía, juez de la Cámara Nacional Electoral y profesor de Derecho Constitucional de la UBA, cree que “la Justicia ha ido mejorando su imagen y se fue acercando la gente” . Pero sostiene que una de las deudas es la necesidad de un tribunal que pueda absorber los casos de “menor cuantía” . “Hay un montón de situaciones en las que la gente se ve desamparada. Para el vecino al que le arruinaron el traje en la tintorería, ese traje es un drama. Esas cosas son las que van generando una situación de injusticia social que debe ser atendida y yo creo que la Justicia se está haciendo cargo de eso”, sostiene.
Tanto él como Garavano creen que un factor que contribuyó a aumentar la cantidad de denuncias que se reciben es la descentralización . En la ciudad de Buenos Aires, existen diez Unidades de Orientación y Denuncia, además de dos unidades móviles, donde se reciben las consultas de los vecinos, que también se pueden acercar por mail. “ Hubo una traslación de las denuncias que antes se hacían en la Policía . A veces, lo que se denuncia no es ni un delito ni una contravención y se deriva a los mediadores”, dice Garavano.
El abogado Pablo Slonimsqui dice que pocas veces se emocionó tanto como cuando logró que dos vecinos que se odiaban terminen abrazados. Uno, mayor, no soportaba la música del más joven, que a su vez no toleraba la radio desde las 6.
“Parece una pavada, pero para ellos era su vida”, dice Slonimsqui, que logró evitar un juicio y consiguió que los dos hombres terminen llorando.
Fuente: www.clarin.com
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