La Dirección de Inspección municipal pasó de dos llamadas mensuales a unas 25 en la actualidad. Aluden a ruidos molestos, tergiversación de rubro, venta de alcohol en horario prohibido y presencia de menores en espacios para mayores. Según el municipio, la clave es la mayor visibilidad de la fiscalización tras el conflicto con Esperanto.
En los últimos meses, las denuncias de vecinos vinculadas a irregularidades de la noche rosarina se dispararon. Ruidos molestos, tergiversación de rubro, venta de alcohol en horarios no permitidos y presencia de menores en espacios para mayores son los reclamos más extendidos. «Pasamos de tener dos llamadas al mes a unas 25 en la actualidad», precisó el director de Inspección municipal, Gregorio Ramírez. El funcionario atribuyó el fenómeno a la mayor visibilidad de los operativos de fiscalización con sanciones y clausuras, «fundamentalmente tras el caso Esperanto«.
Ramírez admitió a La Capital que «la mayor difusión, la visibilidad pública que han tenido los últimos operativos de control de la noche seguramente influyeron en la confianza ciudadana y, por eso, se notó este incremento en las denuncias».
El aumento de llamados ciudadanos sobre presuntas irregularidades en la noche rosarina se da en distintas dependencias vinculadas al control de la Municipalidad, entre ellas la Guardia Urbana (GUM), que tiene una línea telefónica gratuita (0800-444-0909) que atiende las 24 horas y canaliza gran parte de los reclamos.
Hasta el año pasado, las áreas de control recibían «no más de dos llamadas al mes y ahora ya llegan a 25 en el mismo período», precisó Ramírez, quien reconoció que, en su mayoría, son por ruidos molestos. Y enfatizó que la intención del Ejecutivo «es llegar en el momento al lugar para constatarlo».
Ramírez destacó, además, que por decisión de la Intendencia «se reforzaron las fiscalizaciones como nunca antes para que se cumplan las normas vigentes y que haya una convivencia sin conflicto entre los que salen a divertirse, los que trabajan en la noche y los vecinos, que tienen derecho a descansar».
Al respecto. mencionó que por fin de semana las áreas de control municipal están inspeccionando unos 180 locales en el micro y macrocentro de Rosario, entre bares con amenización musical, mimimarkets y confiterías bailables.
De hecho, sólo el último fin de semana largo se labraron actas con faltas en 50 de ellos, casi el 30 por ciento de lo controlado.
«Hay contravenciones de todo tipo. Algunas son menores, de tipo administrativas, y otras más severas, como la tergiversación de rubro», precisó el titular de Inspección, que agregó: «En todos los casos la sanción la determina el juez de Faltas interviniente en base a la gravedad de la irregularidad y la posible reincidencia».
Entre las denuncias más extendidas por los vecinos, Ramírez enumeró: «Hay muchos reclamos por ruidos molestos. También, obviamente, por tergiversación de rubro, venta de alcohol fuera del horario permitido y presencia de menores en espacios reservados para mayores».
El incremento de las denuncias ciudadanas, y la dificultad de poder corroborarlas, llevó a los agentes municipales a realizar virtuales «tareas de inteligencia» en las zonas cuestionadas para que los operativos arrojen resultado positivo.
En ese sentido, Ramírez fue más allá y anunció que, en breve, «habrá seguramente nuevas clausuras en locales emblemáticos de la noche rosarina sobre los cuales ya existen varias denuncias».
Según pudo saber este diario, se trata de locales emplazados en las zonas norte, oeste y sur de la ciudad, sobre los cuales pesan reiteradas presentaciones de vecinos, fundamentalmente por tergiversación de rubro.
Para el funcionario, «esta coyuntura de denuncias, faltas registradas y sanciones no hace más que poner en evidencia lo necesario que resulta para la ciudad debatir una nueva ordenanza que regule la noche».
Según Ramírez, la normativa a sancionar por el Concejo deberá incorporar «las actuales modalidades de diversión de parte de los jóvenes en espacios más chicos, sumando figuras y eliminando otras que quedaron en desuso y complican el ejercicio del poder de policía de la Municipalidad».
Uno de los boliches bajo la mira es Jamper, ubicado en Ovidio Lagos al 4500. Las denuncias de los vecinos son recurrentes por ruidos molestos y la Municipalidad lo viene fiscalizando con frecuencia.
«Al interior del local no se notaron irregularidades. El problema es afuera, durante la desconcentración, cuando hay jóvenes alcoholizados que se enfrentan entre bandas y generan inconvenientes», apuntó Ramírez.
Sin actividad
El municipio confirmó que la sede Rosario de Esperanto no volvió a funcionar desde principios de marzo pasado. Fue tras la pelea entre el titular de la firma, Leandro Travaglio, y los empresarios locales a cargo de la franquicia por «incumplimientos contractuales». Gregorio Ramírez enfatizó: «Hace más de un mes que no hay movimiento en el local».
Fuente: www.sinmordaza.com
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