Un ingeniero y un empresario cerca de ir a juicio por el derrumbe de un gimnasio

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El hecho, que ocurrió el agosto de 2010 en Villa Urquiza, provocó la muerte de tres personas; otras tres sufrieron heridas de diferentes consideraciones.

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Eran las 16.20 del lunes 9 de agosto de 2010 cuando Guillermo Damián Fede, Luis Lu y Maximiliano Salgado se cruzaron con la muerte al derrumbarse el gimnasio Orion Gym de Villa Urquiza. Cinco años y tres meses después, un ingeniero civil y un empresario están cerca de ir a juicio porque, según la Justicia, sus accciones y omisiones en una obra en construcción lindera provocaron la tragedia.

Así lo entendió el fiscal de instrucción porteño que pidió la elevación a juicio de la causa y sostuvo que en un debate oral y público el ingeniero civil Guillermo Heyaca Varela, de 70 años, y el empresario Daniel Menta, de 58 años, deberán responder por el delito de estrago doloso, agravado por haber causado la muerte de tres personas y lesiones en otras 11, que contempla una pena de entre ocho y 20 años de prisión.

El 9 de agosto de 2010 el barrio de Villa Urquiza se conmovió. Era las 16.20 cuando se derrumbó el predio de Mendoza 5030/32/34, donde funcionaban el gimnasio Orion Gym y los locales de venta de indumentaria Island y The Owl Bensimon, propiedades vecinas al terreno de Mendoza 5042/44, donde se realiaza una obra en construcción de un edificio, bajo la dirección y proyección del ingeniero Heyaca Varela.

«En concreto, tanto Heyaca Varela, en su calidad de director y constructor de la obra de mención, y Menta en su calidad de director titular y presidente de la firma propietaria de la obra de Mendoza 5042/44 habrían, a través de las distintas acciones y/u omisiones, efectuado un proceso de excavación y submuración de manera deficiente e inadecuado, contrariando las técnicas aplicables para resguardar las bases de las propiedades linderas, provocando el colapso del predio a la postre siniestrado, cuya producción no resultó una consecuencia independiente de la excavación practicada para la construcción del nuevo edifico», sostuvo el fiscal Campagnoli en su dictamen de pedido de elevación a juicio, al que tuvo acceso LA NACION.

Las tres víctimas mortales estaban dentro del gimnasio cuando ocurrió la tragedia. «El derrumbe se habría producido por un procedimiento inadecuado en las tareas relativas al plan de excavación y submuración, por lo que a raíz de los trabajos desarrollados para la ejecución de la obra dirigida por Heyaca Varela parte de la estructura del inmueble siniestrado habría perdido sustentación, generándose su colapso y un saldo de tres fallecidos y al menos once lesionados, cinco de ellos con lesiones de carácter leve, mientras que los restantes seis sufrieron lesiones graves», sostuvo Campagnoli.

Según el representante del Ministerio Público: «Entre las acciones y/u omisiones a las que se hiciera referencia y que habrían provocado el derrumbe investigado y sus respectivas consecuencias cabe resaltar que: en la obra en cuestión se habría llevado a cabo un defectuoso procedimiento de la primer etapa constructiva [excavaciones y submuraciones] al no cumplir la metodología utilizada con las condiciones necesarias para este tipo de trabajos y no respetarse las reglas del arte de la construcción conforme las previsiones de lo establecido por el Código de Edificación de la Ciudad de Buenos Aires, al no corresponderse las etapas de excavación desarrolladas en la obra con aquéllas declaradas en los planos de construcción correspondientes».

Durante la instrucción de la causa, en sus declaraciones indagatorias,el ingeniero civil como el empresario utilizaron diferentes argumentos para defenderse. Heyaca Varela explicó que «el procedimiento de excavación y submuración utilizado en la obra de la calle Mendoza 5040/42 cumplió con todas las normas vigentes y con los principios del arte de la construcción y que el procedimiento por él escogido es habitual en la mayoría de las obras, pero lo que no resulta habitual es ´encontrarse con un edificio lindero con vicios ocultos, cuyas condiciones de sustentación propias son nulas´».

Los de los vicios ocultos lo dijo por una filtración de agua de uno de los locales vecinos. «La filtración de agua constituía un potencial peligro en cuanto a la seguridad del muro medianero», afirmó.

Menta sostuvo que jamás estuvo a cargo de las tareas de dirección técnica y de ejecución de la obra en cuestión toda vez que sólo se ocupaba de las cuestiones societarias, económicas, financieras y de pre-venta de las futuras unidades funcionales. Y agregó que que tomó todos los recaudos posibles en el emprendimiento de la calle Mendoza, dotando a la obra de los mejores elementos, tanto en el aspecto profesional como auxiliar, proveedores, seguros, materiales, etc., actuando en todo momento con la lealtad y diligencia que caracteriza al buen hombre de negocios.

Para Campagnoli, ambos acusados » tenían la custodia de una fuente de peligro, estaban obligados a cumplir con las normas de seguridad consagradas respecto del arte de la construcción y claramente tenían competencia para tomar las medidas del caso y evitar que se elevara el riesgo causado».

Ahora será la jueza María Fontbona de Pombo quien deberá decidir si eleva la causa a juicio oral y público.

Fuente: La Nacion
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