La caída de una en Flores reavivó el alerta. Mientras en algunas zonas hay fuertes restricciones para colocarlas, en otras no. Y tienen problemas en la instalación y muchas, falta de mantenimiento.
La caída de una marquesina en Flores, que sucedió el martes y dejó a una mujer herida, reavivó el alerta sobre el peligro de la cartelería en la vía pública. En el Gobierno porteño informaron que en los últimos dos años sacaron 1.800 estructuras ilegales, sin embargo sigue el problema porque no se respetan las normas y además, falta mantenimiento.
El último accidente ocurrió en Rivadavia 6496, cuando la marquesina de un solarium se desplomó encima de una vecina de 58 años que venía de hacer las compras y que terminó con un fuerte golpe en la cabeza. Se trataba de una estructura metálica de 1,10 por 1,20 metros.
Este caso se suma a otros sucedidos en los últimos tiempos. El 17 de agosto de 2012 murió Octavio Pérez Galimberti, un asesor del Ministerio de Justicia nacional al que se le vino encima una marquesina que estaba en el edificio de Lavalle 1578. Medía 9 metros de ancho por dos de largo.
En tanto, el domingo 29 de diciembre se vino abajo la marquesina de la galería Río de la Plata, que queda en Cabildo entre Juramento y Mendoza, en un accidente en el que de milagro no hubo muertos ni heridos. En la Ciudad informaron entonces que la estructura no estaba habilitada.
En Buenos Aires la normativa es muy variada: en algunas zonas hay fuertes restricciones respecto de los tamaños y tipos autorizados de marquesinas, mientras que en otros barrios las normas son más permisivas.
Básicamente existen dos tipos de marquesinas, las que fueron hechas con hormigón en el momento en que se construyó el edificio y las estructuras metálicas que se agregan a los frentes. Las primeras pueden sostener carteles de tamaño moderado, pero suele pasar que les terminan colocando dispositivos más grandes que lo autorizado, y así el peso, a lo largo del tiempo, termina venciendo a la estructura. En el segundo caso el tema es el correcto mantenimiento, porque se trata de piezas metálicas expuestas al clima y la corrosión.
El problema, informaron en el Ministerio de Espacio Público, es que no existen normativas uniformes respecto de los plazos obligatorios de mantenimiento mínimo, por eso el oficialismo en la Ciudad quiere impulsar una ley que sea más restrictiva con la publicidad callejera. Parte de esto se logró en 2009 con la puesta en vigencia de la ley de Publicidad Exterior (ver Ahora los carteles…).
Por lo pronto, en el Gobierno porteño aseguran que vienen trabajando para eliminar lo más posible los riesgos. En los últimos dos años sacaron 657 marquesinas y 1.175 letreros frontales, de los cuales el 10% se encontraba en mal estado. El hecho de que no estén registrados no sólo implica la falta de control periódico sino también que no cuenten con seguro para casos de accidentes.
El año pasado los operativos se dirigieron especialmente a zonas como el Microcentro y las avenidas Corrientes, Córdoba, Triunvirato y Sáenz. Para este año la prioridad será el centro comercial de Once.
Cuando los inspectores detectan un cartel ilegal le dan un plazo al comerciante para que lo saque, y si no lo hace el Gobierno lo termina desmontando pero el costo lo debe pagar quien hizo poner el artefacto. La responsabilidad también puede caberle al dueño del local.
Distintos son los casos de otros elementos de la vía pública que pueden causar accidentes. De acuerdo a lo que explicaron en la Ciudad, por ejemplo si una persona se cae por una vereda en mal estado y se lastima, son responsables tanto el edificio frentista como el Gobierno porteño. Por el contrario, si se desprende un pedazo de mampostería, quien tiene que responder es el consorcio del edificio. Distinto es el caso en que se caiga una maceta de un balcón: si no se pudiera determinar claramente a qué departamento correspondía, los responsables son los propietarios de todas las unidades frentistas, no así de los departamentos en contrafrente.
Pese a las restricciones y controles, el interés por la instalación de marquesinas sigue siendo fuerte. El año pasado la Ciudad autorizó la instalación de 4.100 dispositivos.
De hecho, en algunas zonas comerciales la cartelería publicitaria la colocan grandes empresas sin costo para el comerciante como forma de publicidad, como pasa con algunas marcas de gaseosas o de telefonía celular.
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