En este 2015 no hubo cierres por ruidos excesivos en pistas de baile, pero sí se aplicaron 14 en boliches y en dos bares. Controles municipales y temor de vecinos a denunciar pueden ser las causas. Varió la forma de medir los ruidos en locales de espectáculos.
Parece extraño, pero aunque siguen existiendo muchas denuncias vecinales por ruidos molestos en pistas de baile y boliches que afectan el descanso nocturno, en las estadísticas de la Municipalidad de Córdoba no es significativa la cantidad de clausuras por este motivo.
Según datos de la Secretaría de Control, Fiscalización y Convivencia Ciudadana, durante 2015 no hubo clausuras por ruidos excesivos en pistas de baile de la ciudad, mientras que se aplicaron 14 en boliches y dos en bares. En hostels , donde cada vez son más comunes las fiestas, se efectuaron 15.
Las razones de la escasez de clausuras pueden ser diversas. Por un lado, la intensificación de los controles municipales
en los últimos años hizo que los dueños de locales de espectáculos públicos abrieran el paraguas ante la posibilidad
de recibir onerosas multas y hayan invertido para insonorizarlos.
Por otro lado, hay vecinos que no se animan a denunciar los trastornos que sufren cada noche, por temor a represalias. De hecho, esta semana La Voz del Interior dialogó con varios que viven cerca de locales de espectáculos y se quejan por su actividad. Pero ninguno quiso mencionar su identidad y se refugió en el anonimato.
La Justicia Administrativa Municipal de Faltas informó que, en lo que va de 2015, no hubo infracciones por “ruidos molestos e incumplimiento de los niveles sonoros autorizados” y por “ruidos excesivos en locales de espectáculos que afecten a vecinos”. En todo 2014, se contabilizaron apenas ocho infracciones por ambos motivos.
Otro dato: en 2015 sólo hubo una infracción por “producir ruidos y/o vibraciones excesivos que afectan a vecinos”.
Explicaciones
El titular de Control, Fiscalización y Convivencia Ciudadana, José María Fernández, reveló que muchas pistas de baile y boliches “se adecuaron e invirtieron” para acustizar locales “por miedo a las multas”. Y admitió: “Ahora no hay demasiadas sanciones por ruidos molestos porque los dueños se cuidan más de cometer infracciones”.
El municipio concreta mediciones cuando median denuncias. “Si hay reclamos por ruidos, vamos; todas las denuncias se atienden”, indicó Fernández.
Sin embargo, en días de lluvia o viento no se pueden concretar las tomas de ruido, porque esas condiciones climáticas afectan las mediciones.
Recalcó que los inspectores labran actas de infracción y aplican clausuras “inmediatamente” si detectan ruidos desmedidos.
José María Olmos, director de Control y Fiscalización, dice que las pistas de baile no se exceden con el sonido, “pero sí con la capacidad” del local.
El punto de inflexión para que la mayoría de los locales de espectáculos se adecuara a las ordenanzas vigentes fue la tragedia de Cromañón, hace más de una década. “Empezaron a invertir más, sobre todo las pistas de cuarteto”, dijo Olmos.
Pese a todo, Olmos reconoció que los boliches “son los que más incumplen” con el sonido. “Por eso sufren más clausuras”, agregó.
En cuanto a los importes de las multas aplicadas por ruidos molestos en locales de espectáculos públicos, el titular de la Justicia Administrativa de Faltas de Córdoba, Ramón Ortega, precisó que rondan entre 750 y 10 mil pesos.
Si las faltas se reiteran, los montos aplicados se duplican o triplican.
Mediciones
No siempre debe mediar denuncia vecinal para hacer una medición de ruido en un local de espectáculos. De oficio, el municipio realiza hasta cinco mediciones por semana.
Olmos explicó que las mediciones se realizan con y sin actividad del lugar. “Se hacen desde departamentos y viviendas próximas, donde hay molestias”, reveló.
La ordenanza vigente vinculada con los ruidos es la 12.208. Se sancionó el 25 de julio de 2013 y se promulgó el 21 de agosto de ese año. Antes regía la 8.647, que autorizaba un máximo de 55 decibeles o, en ciertos casos, hasta 58.
La norma no fija el máximo de decibeles permitido para locales de espectáculos, pero indica que el parámetro lo determina la zona de la ciudad que es objeto de medición de sonido. Como hay zonas más ruidosas que otras, ese parámetro varía.
La norma estipula que deben realizarse dos tomas de sonido para comparar: la primera, un día que no haya actividad en el local y la segunda, cuando tenga actividad, siempre a la misma hora. Como regla, cuando funciona no puede excederse
de siete decibeles en relación a cuando está cerrado.
Olmos ejemplificó: “Se mide el ruido que produce un boliche un martes a las 2 y un sábado a las 2; si la medición del martes da 40 decibeles, la del sábado no debe superar los 47,01; de lo contrario, hay infracción, se labra un acta y se clausura”.
“After hour”
Respecto de los prohibidos after hour (locales que abren a las 5 de la mañana), hay muchas denuncias vecinales. No se les mide el sonido, sino que el municipio directamente los clausura cuando los detecta.
En 2014 hubo 236 clausuras y en 2015 (hasta el 30 de septiembre), 163.
La zona del ex-Abasto es el lugar de mayor proliferación de after hours . Pero también
se encuentran en San Vicente, Cerro de las Rosas, camino a San Antonio y camino a San Carlos.
Fuente: www.lavoz.com.ar
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