La vivienda donde ayer a la mañana ocurrió una explosión e incendio que dejó cinco heridos en Pompeya tenía una instalación de gas clandestina. Lo confirmó Rafael Rodríguez Roda, vocero de Metrogas. “No es cliente de la empresa. No podemos confirmar que la conexión clandestina haya provocado la explosión, pero suponemos que no está en buen estado la instalación”, explicó.
Los heridos fueron una mujer de 35 años y sus hijos: su bebé de 29 días y tres chicos de 5, 7 y 11. Fueron derivados al hospital Penna y al Instituto del Quemado. Ninguna revestía gravedad.
Reparaban un caño y tuvieron paros cardíacos por intoxicación. Lograron reanimar a los que están internados. Un encargado de edificio sufrió una crisis nerviosa. Hubo autoevacuaciones.
Un escape de gas en Barracas provocó ayer la muerte de un operario de 51 años y graves intoxicaciones en otros dos hombres que trabajaban en la reparación de un caño de distribución de la empresa Metrogas. Según el relato de los testigos, no hubo explosión ni fuego, sino un escape abrupto que intoxicó a los trabajadores en cuestión de minutos. En ese momento, los hombres se encontraban dentro de un pozo, en avenida Montes de Oca al 400.
Hasta anoche, la empresa aún no había aportado datos sobre cuáles pudieron haber sido los motivos que desencadenaron la falla. Metrogas tampoco pudo precisar si los operarios estaban correctamente equipados para hacer el trabajo: según explicaron voceros de la empresa, no todos las tareas deben realizarse con máscaras.
Los heridos (de 36 y 38 años) anoche permanecían internados en el Hospital Argerich con “cuadro reservado”. Trascendió que las tres personas llegaron al hospital luego de padecer sendos paros cardiorrespiratorios debido a la intoxicación y la asfixia que provocó el escape de gas.
Logramos sacar del paro solo a dos de ellos”, le dijo a Clarín el director del SAME, Alberto Crescenti. Consternado por la situación, estuvo al frente del operativo para reanimarlos y trasladarlos al hospital. Además participó personal de Bomberos, Policía Federal y Defensa Civil.
El hecho ocurrió pasadas las 10 de la mañana, casi en el cruce de dos importantes avenidas del barrio de Barracas: Montes de Oca y Martín García. A metros del pozo en el que trabajaban los operarios hay una escuela primaria y enfrente una esta- ción de servicio y locales comerciales. Los vecinos de la zona quedaron en shock luego de la fuga de gas, muchos de hecho se autoevacuaron. A los que preferían quedarse en sus casas, les decían que cerraran las persianas y ventanas, para que no ingresara el olor a gas.
En medio del caos, el encargado de un edificio cercano al lugar del incidente, tuvo que ser trasladado a un hospital con una crisis nerviosa.
La escuela no se evacuó de manera masiva: “Algunos padres vinieron a buscar a sus hijos, y se los entregamos antes del horario de salida. Otro grupo nos organizamos y nos fuimos caminando hasta una plaza cercana, hasta que las cosas se solucionaran”, contó una docente.
“No escuché ninguna explosión, pero me asusté muchísimo. Llamé a mi hija y me vino a buscar porque el olor persistía”, contó Mirta, una mujer de 80 años vecina al lugar de la fuga de gas. La incertidumbre era un común denominador en los vecinos de la cuadra. Los locales comerciales (entre ellos dos concesionarias, una zapatería y una casa de lencería) cerraron también por precaución. Es que casi dos horas después del accidente, el olor seguía sintiéndose por las calles del barrio.
Los Bomberos encontraron a los tres operarios tirados en el pavimento, inconscientes, al lado del pozo en el que estaban arreglando el caño de media presión. Sobre la avenida Montes de Oca al 400, en Barracas, les masajearon el pecho y les hicieron respiración artificial. Especialistas en toxicología explicaron que el gas natural es una mezcla de butano, metano y propano, y que desplaza al oxígeno que hay en el aire, lo que termina provocando el fallecimiento por asfixia.
Anoche, en un comunicado, Metrogas especificó que se “realizaban tareas programadas y rutinarias, relacionadas con la desvinculación de un servicio de baja presión. La obra estaba asignada a una de las empresas contratistas (Inarteco S.A.), encargada de realizar este tipo de tareas en la vía pública”. Metrogas aseguró que las tareas, que quedaron pendientes luego de esta falla fatal, fueron realizadas durante la tarde, “quedando la situación normalizada”. En tanto desde Inarteco S.A. –la empresa contratista, con oficinas en Avellaneda y también en la Ciudad– evitaron hablar con la prensa y no dejaron trascender los nombres de los operarios.
La verificación básica implica una cuota extraordinaria del 64%. Si hay que hacer arreglos, los costos se disparan.
La fuga de gas, la explosión, el derrumbe y el drama. Pasó un mes de la tragedia que el 6 de agosto dejó 21 muertos en Rosario y conmovió al país. Tanta impresión causó que, aún muy lejos de esa ciudad, creció fuerte el interés de los vecinos por la seguridad de sus edificios. Y al poco tiempo, muchos consorcios ya tomaron medidas, como revisar seguros y activar reformas con un alto impacto en las expensas.
“La gente tomó conciencia y el cambio fue drástico. Se quintuplicaron los llamados por olor a gas, y en muchos casos lo denunciaron a la empresa, lo que elevó un 30% los edificios con cortes de gas. Además, en muchas asambleas se definieron partidas especiales para a verificar las instalaciones”, contó Adrián Hilarza, titular de la Asociación Civil de Administradores de Consorcio (AIPH).
“Tras lo de Rosario, la gente está tomando conciencia de muchas cosas que antes pasaban inadvertidas, en especial el peligro de ser indiferente ante una pérdida de gas. Ahora, en general, se alarman y llaman al administrador”, coincidió Osvaldo Loisi, titular de la Liga del Consorcista, donde también crecieron las consultas.
Según Hilarza, en el último mes cada administración contrató unas 5 inspecciones, mientras que antes lo común era hacer una cada 3 o 6 meses. “El aumento fue exponencial, los gasistas matriculados no están dando abasto”, comentó.
El problema es que la seguridad cuesta. Una verificación integral como las que hoy se hacen puede salir unos $ 9.000 para un edificio de 28 unidades. Y si allí la gente paga $ 500 al mes, eso resulta en una cuota extraordinaria del 64%, o del 21% durante tres meses.
Eso, si todo está en regla. Pero si hay que arreglar algo, el monto se dispara en forma imprevisible. “En un edificio de 30 o 40 años, el 10% de las unidades suele tener pérdidas –apuntó Hilarza–. Entonces hay que cambiar las cañerías afectadas, a precios que llegan a $ 500 por piso sin romper nada.”
Y si el gas se corta, para recuperarlo, los vecinos deben también hacer reformas puertas adentro. En general, en conexiones de cocina, la ventilación de calefón y rejillas de ventilación, indicaron en Service Martin, una empresa de matriculados de Villa Crespo que este año ya atendió 7 edificios con cortes, contra sólo 1 de 2012.
Tras la explosión, las consultas sobre el seguro obligatorio del edificio también crecieron, y muchos consorcios ya ampliaron las sumas cubiertas para incendio y explosión. Elevaron así un gasto que ya había crecido en torno al 25% el último año, aunque el impacto en la expensa suele ser leve porque los seguros no son más del 5% del presupuesto común. “Hubo consorcios que antes retaceaban en adecuar la suma, que ahora se pusieron más a tono”, afirmó Carlos Comerci, asesor de seguros que trabaja con varios edificios.
Alicia Giménez, titular de la Unión de Consorcistas de Argentina, destacó que haya “más conciencia” para exigir que los administradores hagan los arreglos pendientes, pero advierte que ya no hay margen para subir las expensas tanto como las obras requieren: “Una jubilada nos contó que le están pidiendo $ 900 extras sobre una expensa que ya es de $ 1.800. Sin dudas, todo esto va a traer aumentos que muchos no podrán pagar”.
¡Reciba GRATIS nuestros boletines de Peritajes Edilicios, Arquitectura Legal y Acústica Legal por email!