En referencia a los últimos derrumbes ocurridos en la Ciudad de Buenos Aires, y como generalmente ocurre en ocasiones tremendas como estas, surgen voces desde todos los rincones, aportando comentarios, que generalmente terminan perdiéndose en el farragoso trayecto que va desde el dolor a la culpa… Intentando encontrar las causas de las cosas, me surgen algunas preguntas:
-¿Es la seguridad uno valor intrínseco de nuestro pensamiento profesional o simplemente se trata de un requisito a cumplir?
-¿Académicamente, estamos dándole a la seguridad la suficiente entidad como para hacer de ella un valor a la hora de formar profesionales?
Nos preguntamos el por qué en disciplinas más rigurosas como la nuclear o espacial el control de calidad no alcanza y el aseguramiento de la calidad marca el sendero. ¿Es capricho o responsabilidad frente al riesgo?
Indudablemente no ayuda en la toma de conciencia, una sociedad apurada, que habitualmente acelera cuando la luz del semáforo se torna amarilla o simplemente contempla con indiferencia que el árbol vencido por los años pueda lastimar en su caída.
Y yendo particularmente al tablero, rige la buena costumbre de los documentos como planos memorias de cálculo etc. ¿No será el momento de hacer una revisión profunda de los procedimientos constructivos vigentes para asegurar la calidad del proyecto encomendado?
La , y la solidez en formación de los profesionales también. Reflexionemos… por el mismo camino tendremos los mismos resultados.
Fuente: Revista Vivienda
Por: Arq. Mariana Larumbe Araujo
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