Cómo controlar los daños producidos por vibraciones

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Saber cómo se dimensiona el efecto del tránsito, trenes o máquinas sobre las estructuras y las personas es un dato clave para constructores.
Las construcciones civiles suelen sufrir severos problemas debido a vibraciones. Estos movimientos producto de la actividad humana son fuente de innumerables litigios. El tránsito vehicular, helipuertos, paso de trenes y subterráneos, movimiento sincronizado de espectadores, actividades de construcción, vibración de máquinas y explosiones, suelen originar demandas por daños, paralización de obras además de perjuicios ambientales en los grandes centros urbanos.
“En los últimos años, la introducción de nuevos equipos y metodologías de construcción, por ejemplo el hincado de tablestacas por vibración, la expansión de los subterráneos y la realización de eventos musicales en grandes estadios, han incrementado significativamente la incidencia del efecto de las vibraciones sobre el medio ambiente en las grandes ciudades y, particularmente, en la ciudad de Buenos Aires”, explica el ingeniero Raúl Bertero, del Laboratorio de Dinámica de Estructuras de la Facultad de Ingeniería de la UBA (FIUBA).
El especialista destaca que, aún en el caso de movimientos de pequeña intensidad, el monitoreo permanente de las vibraciones se ha convertido en un requerimiento esencial de la normativa y de la práctica profesional responsable.
A las vibraciones originadas por la actividad humana, se suman los movimientos por causas naturales, fundamentalmente terremotos. Según Bertero, la demanda de nuevas tecnologías para el control de los daños provocados por los terremotos sobre las estructuras ha impulsado en los últimos años el desarrollo de sistemas de aislación sísmica y disipadores de energía que requieren un conjunto de ensayos en mesa vibradora para su validación.
En ambos tipos de vibraciones, Bertero afirma que resulta fundamental la medición de las aceleraciones en el terreno y en estructuras para establecer sus características y los riesgos para las construcciones. “Con los ensayos en laboratorio y en campo, la industria local puede desarrollar productos innovadores para disminuir las consecuencias de las vibraciones sobre edificios, instalaciones, personas y medio ambiente”, señala el especialista.
Desde el 2008, el Laboratorio de Dinámica Estructural de la FIUBA ha realizado diversos estudios de los efectos de las vibraciones sobre las construcciones. Por ejemplo, la medición de las aceleraciones originadas por recitales en estadios, el efecto sobre edificios cercanos de actividades de construcción y el análisis de sistemas innovadores de protección sísmica.
El laboratorio fue el primero en realizar un estudio comprensivo sobre las vibraciones originadas por el salto coordinado de los espectadores (llamado habitualmente “pogo”) durante conciertos de rock masivos. “Las investigaciones demostraron que las vibraciones pueden causar molestias significativas, pero no daños, en edificios situados hasta tres kilómetros del estadio cuando su frecuencia natural coincide con la frecuencia del salto de los espectadores”, detalla Bertero. Estos resultados fueron confirmados posteriormente por estudios adicionales realizados por el INTI y la Universidad Nacional de Córdoba.
Si se comparan, por ejemplo, las mediciones realizadas sobre el terreno durante el recital de Foo-Fighters en el estadio de River y el tránsito de camiones en la avenida Madero, se advierte la gran diferencia en el contenido de frecuencias de las vibraciones que se originan por el salto de espectadores (concentrada alrededor de 2 Hz) y el paso de vehículos (frecuencias distribuidas entre 10 y 30 Hz). Esta característica ocasiona una gran diferencia respecto de la distancia a la cual pueden ser percibidas las molestias. Mientras que el salto de los espectadores en un recital puede ser percibido en ciertos edificios a casi tres kilómetros del estadio, las vibraciones producidas por el tránsito se disipan en una decena de metros. Esto demuestra cómo cambia su efecto sobre las construcciones y las personas, y sobre las posibilidades de mitigación.
Actualmente, la Agencia de Protección Ambiental (APA) porteña está implementando un protocolo para la realización de espectáculos musicales categorizando los mismos según su forma e intensidad, cantidad y tipo de público, ritmo del salto de la gente y grado de sincronización. En este protocolo, según el grado de intensidad esperado de las vibraciones originadas por el público, la APA establece un conjunto creciente de medidas de mitigación. Para Bertero, la efectividad de esta metodología deberá ser confirmada con mediciones continuas de las aceleraciones producidas durante los recitales, particularmente en aquellos edificios cercanos al estadio que, por sus condiciones de altura y rigidez, tengan una mayor respuesta a las vibraciones.
El laboratorio de la FIUBA ha adquirido en los últimos años diversos tipos de acelerómetros con capacidades para medir distintas frecuencias y amplitudes, y ha construido y puesto en marcha una mesa vibradora de diseño propio. Por lo tanto, el laboratorio presta asistencia a profesionales y empresas en la revisión del diseño de estructuras que por sus características, normas públicas o localización, requieren de consideraciones especiales en relación a las vibraciones. También asiste en casos judiciales.
Fuente: Arq Clarin
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